Los bebés cuyos padres les limpian el chupete con la boca después de que se caigan al suelo son menos propensos al desarrollo de alergias y asma, concluye la organización de atención médica Henry Ford Health System (Míchigan, EE.UU.) en un estudio presentado en la reunión del Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología.
Al limpiar el chupete con su propia saliva, los padres reducen los riesgos de desarrollo de alergias en los organismos de los bebés, transfiriendo los microbios orales saludables que contribuyen a la estimulación del sistema inmunológico de los niños.
En el estudio participaron 128 madres que respondieron a la pregunta de cómo limpiaron el chupete. Les propusieron tres opciones: esterilizar el chupete en agua hirviendo o en el lavavajillas, limpiarlo con agua y jabón y chuparlo. Los resultados: 30 madres lo esterilizaron, 53 lo limpiaron con agua y jabón y 9 lo chuparon.
Los investigadores compararon los niveles de inmunoglobulina (IgE) de los bebés al nacer, a los seis meses y a los 18 para cada uno de los métodos. Y encontraron que "los bebés cuyos chupetes fueron limpiados con saliva de sus padres tenían niveles más bajos de IgE entre los 10 meses y los 18 meses".
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