Para crear la novedosa batería, los científicos colocaron un cubo de azúcar en un precursor químico —una sustancia indispensable o necesaria para producir otra mediante los compuestos químicos que constituyen una primera etapa en un proceso químico y que actúan como sustrato en las etapas posteriores— para sintetizar el polidimetilsiloxano. Luego, lo hornearon a una temperatura de 120 grados, tras lo cual lo limpiaron con agua. De este modo, el azúcar se disolvió, dejando un polímero del mismo tamaño y forma.
Después, los investigadores colocaron el cubo en la solución del óxido de grafeno en agua desionizada, y lo procesaron con vapores de yodohidrógeno. Para indicar el ánodo y el cátodo de los electrones, los científicos estadounidenses los marcaron con el compuesto VOPO4 y carbón sólido, respectivamente. Como electrolito, utilizaron una plancha flexible del gel polímero sodio iónico.
Para mostrar el funcionamiento de la batería, uno de los ingenieros se puso la plancha —que consistía de la batería y un LED— en su brazo. A pesar de que doblaba el codo, transformando de este modo la batería, el LED siguió funcionando sin interrupciones. Así, después de 100 actos de doblar, guardó alrededor del 90% de su carga. Según opinan los inventores, esta tecnología podría contribuir al desarrollo de baterías flexibles para dispositivos portátiles.
Sputnik
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