Los ingenieros de la compañía parece que han encontrado un nuevo uso para estos aparatos, que cada vez son más utilizados en diversas áreas. Concretamente, este tipo de artilugios se usó para registrar desde arriba el movimiento del agua en el aterrizaje de un Boeing 737 MAX.
Las pruebas se realizaron en las instalaciones de Boeing en Glasgow, en el estado de Montana (EEUU), y consistieron en conocer qué efectos tenía el agua proyectada durante la toma de tierra sobre la Unidad Auxiliar de Potencia —un pequeño motor situado en la cola del avión que funciona cuando los motores principales no están en marcha—.
Para ello, los expertos de la compañía grabaron con drones el aterrizaje de la aeronave desde diversos ángulos. Según el artículo, las principales ventajas de este sistema de recogida de datos son el precio limitado de estos aparatos y el nulo efecto que, desde la distancia, tiene el movimiento de las hélices del dron sobre el agua proyectada por el avión en el momento del aterrizaje.Reuters
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