¿Por qué el Gobierno no quiere que se juegue el clásico en el Camp Nou?

  17 Octubre 2019    Leído: 1032
 ¿Por qué el Gobierno no quiere que se juegue el clásico en el Camp Nou?

La Liga solicita invertir el orden de los clásicos por «causa de fuerza mayor» y el CSD considera que «no es razonable jugar este partido tal y como está previsto» en el calendario.

A última hora de la noche del lunes, rozando ya las manecillas del reloj la medianoche, los dirigentes de la Liga se fueron a sus respectivas casas con una idea totalmente distinta a la valorada durante las horas anteriores. Los graves incidentes y enfrentamientos en Barcelona entre los grupos independentistas y las fuerzas de seguridad nacionales y catalanas, no fueron pasadas por alto por Javier Tebas. El jefe de la Liga cree, vistos los acontecimientos, que el clásico de la próxima semana puede verse afectado por la crispada situación actual en Catalunya, y de ahí su solicitud oficial a la Federación para cambiar el escenario del clásico. El Gobierno, a través del CSD, secunda esa idea y considera que es «razonable» no jugar el partido en Barcelona.

La Liga pidió formalmente invertir el orden de los partidos entre blancos y culés fijados en el calendario. El del próximo sábado 26 (13.00 horas) se disputaría en el coliseo blanco y el de la segunda vuelta, con fecha 1 de marzo, en el estadio azulgrana, argumentado «causas de fuerza mayor y condiciones excepcionales», situaciones recogidas en los artículos 188, 239 y 240 del reglamento de la RFEF.

El primer punto del artículo 239 dice que «no podrá autorizarse la suspensión y aplazamiento de un encuentro a fecha que suponga alteración del orden del calendario, salvo razones de fuerza mayor indubitadamente acreditadas o recogidas reglamentariamente». El segundo punto del artículo 240 especifica la figura de «fuerza de causa mayor» como motivo para la suspensión de un encuentro; y el 188 lo complementa añadiendo que el supuesto de «fuerza mayor o circunstancias excepcionales» puede permitir a la Federación «suspender total o parcialmente las competiciones cuando así resulte legalmente oportuno». Tampoco tranquiliza a la Liga la convocatoria independentistas de una manifestación multitudinaria el mismo día 26 en Barcelona, coyuntura que unida a la declaración del clásico como partido de alto riesgo puede provocar un escenario de excesiva e innecesaria tensión.

Recibida la solicitud, la Federación emitió un comunicado explicando que el caso estaba ya en manos del Comité de Competición y que la había trasladado a Barcelona y Real Madrid. Ambos tienen hasta el lunes para presentar las alegaciones: «Una vez recibidas y analizadas, fallará Competición», puntualizó la Federación.

La envergadura del caso obliga al máximo organismo del fútbol español a que sean tres miembros, y no solo uno, los que decidan qué solución tomar. Uno será Pablo Mayor, puesto por La Liga, otro Carmen Pérez, por parte de la RFEF, y un tercero consensuado por ambas partes, Lucas Osorio. La decisión de los tres estará supeditada a garantizar la seguridad del partido por encima de cualquier argumento deportivo. Una postura que también comparte el Gobierno, como ayer confirmaron fuentes del CSD a este periódico admitiendo que «tal y como se están desarrollando los acontecimientos consideramos, al igual que la Liga y la RFEF, que por seguridad no es razonable jugar ese partido tal y como está previsto» en el calendario. De hecho, aunque la seguridad del clásico en el Camp Nou depende de los Mossos, Interior puede tomar las riendas del asunto si cree que se dan circunstancias excepcionales para ello, y a día de hoy la opción de aplazar el partido es seriamente valorada, con el 4 o el 18 de diciembre como posibles fechas alternativas.

Esta opción también es considerada por el Real Madrid, que se niega a jugar el clásico en el Santiago Bernabeú, al entender el cambio como «una adulteración de la competición», además de resaltar lo complicado que sería organizar un partido así con solo ocho días de margen. El Barcelona tampoco quiere ir a la capital de España el 26 de octubre, pero no ve problema ninguno en disputar el duelo programado en el Camp Nou.

El club azulgrana acogió con sorpresa y cierta indiferencia la propuesta de la Liga. Desde la entidad catalana se niegan a dar trascendencia al brote de crispación surgido en la Ciudad Condal tras la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo al «procés». Fuentes del Barça han instado a través de ABC a tratar de recuperar una cierta situación de normalidad y que el clásico no deje de ser lo que es, un partido de fútbol. «No aceptamos jugar en el Bernabéu», aseguró a este periódico una voz autorizada de la entidad catalana.

Desde la planta noble se amparan en un serie de circunstancias para rechazar la propuesta de Javier Tebas. La principal de ellas es la negativa a reconocer una situación de excepcionalidad y lo comparan con el 1-O, día del referéndum ilegal en el que el Barça desestimó la suspensión del partido y decidió jugar a puerta cerrada ante Las Palmas.

Rebajar la crispación
Aquella jornada fue mucho más crispada y existe la confianza que dentro de nueve días el suflé haya bajado y no exista la crispación actual. No se quiere transmitir al mundo una imagen de convulsión de la Ciudad Condal que desde el Barcelona se considera que no se corresponde a la realidad.

Además, existe otro motivo relacionado con la logística y la magnitud que entraña un clásico del fútbol español. Ante el Real Madrid todo debe estar preparado y organizado con varias semanas de antelación. Por este motivo, las peñas de fuera de Cataluña ya tienen contratados sus viajes. Un cambio de fecha o de sede supondría un desbarajuste para miles de aficionados que tenían pensado acudir al Camp Nou. El mensaje desde el palco azulgrana es claro y rotundo: el clásico se debe jugar en su estadio el próximo sábado 26 de octubre.

abc


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