La tumba de Mehu, un poderoso visir que vivió en la época de los primeros faraones, está ubicada en la necrópolis de Saqara, a las afueras de Guiza, y a un centenar de metros de la legendaria pirámide escalonada de Zoser. Los frescos que adornan los muros de la tumba ilustran escenas de la vida cotidiana de Mehu y lo muestran pescando, cosechando o bailando. Asimismo, uno de los murales muestra una boda de cocodrilos.
Según declaró el exministro de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawas, a la emisora Al Arabiya, el propietario de la tumba "era un hombre importante" en su época.
Además, gracias a la tumba, los investigadores descubrieron que el dios Jentiamentiu tenía "una conexión personal" con Mehu y que era venerado en la zona del delta del Nilo, y no solo en el Alto Egipto, como se creía anteriormente.
A su vez, el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Mustafá Waziri, afirmó que esta es "una de las tumbas más bonitas y más completas" del Imperio Antiguo.
El hijo y el nieto del visir egipcio también están enterrados en esta tumba de 500 metros cuadrados, por lo que podría considerarse "una tumba real", según Waziri.
Gracias a la apertura al público la tumba de Mehu, las autoridades locales esperan atraer más turistas a la región.
"Esto es algo grande para el turismo. Atraerá a gente de todo el mundo", concluyó Hawas.
Sputnik
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