La 'lotería' de Eurovision: hasta 100 millones de euros en beneficios económicos para Lisboa

  14 Mayo 2018    Leído: 1944
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Aunque Netta, la representante israelí, se hizo con el mayor número de puntos en la final de Eurovisión el sábado, quién realmente ha triunfado en esta edición del festival ha sido Portugal y la ciudad de Lisboa, que como anfitrión este año disfrutará de beneficios económicos que podrían alcanzar los 100 millones de euros.

El cálculo es de la Asociación de Hostelería, Restauración y Similares de Portugal (AHRESP), cuyo responsable, José Esteves, señala que durante esta última semana los hoteles del centro histórico de Lisboa están completamente agotados, con las camas de la capital lusa ocupadas en masa por miles de eurofans venidos desde todos los rincones del mundo.

En declaraciones a la prensa lusa, Esteves afirma que "el impacto económico va mucho más allá de las empresas ligadas al turismo tradicional, pues al final quienes han venido a Lisboa han beneficiado a muchas empresas asociadas al sector de la construcción civil, los alquileres de coches, el sector nocturno, por no hablar de los sistemas de transporte metropolitano".

"Ni la Expo del '98, ni el Web Summit tienen tanto tirón e impacto sobre la promoción internacional del país", afirma el presidente de la AHRESP. "El impacto no sólo es de los turistas, sino en términos de la exposición mediática, con más de 2.000 periodistas acreditados, provenientes de 80 países".

Según la organización, fuera del centro histórico más del 75% de los hoteles de la zona metropolitana de Lisboa registraron una tasa de ocupación de entre el 74 y el 80% esta semana, mientras que la ocupación de muchos hoteles de cuatro estrellas ya superaba el 90%. Entretanto, las reservas de alojamientos en Lisboa a través de la plataforma AirBnb aumentaron un 42% en comparación con el año pasado; según el diario ionline, esta semana sólo el 15% de los alojamientos lisboetas que se anuncian en la plataforma seguían libres, mientras que durante el fin de semana más del 90% estaban ocupados.

De cumplirse las expectativas, los lucros registrados representan todo un triunfo para la capital lusa, que ya que la producción de esta 63ª edición del Festival ha sido la más barata en una década, con un coste total de unos 20 millones de euros. Según el supervisor ejectivo del Festival, Jon Ola Sand, "el valor es el más bajo desde 2008, año en el que se empezaron a celebrar dos semifinales".

Históricamente, Eurovisión ha sido una especie de elefante blanco para los países anfitriones, que han perdido auténticas fortunas en la organización del evento. Ucrania gastó 50 millones de euros para organizar la edición de 2017, pero los beneficios fueron de apenas 20 millones. El saldo negativo para Austria fue de siete millones de euros en la producción del Festival en Viena en 2015, y para el de Copenhague, en 2014, Dinamarca invirtió 42 millones, pero tuvo beneficios de apenas 15.

Sin embargo, Radio y Televisión de Portugal (RTP), que ha organizado el evento en Lisboa, ha mantenido los costes reducidos, y aprovechado cada oportunidad para promover el país, incluso en las introducciones que cada representante ha grabado antes de actuar. El resultado ha sido un Festival elegante pero 'low-cost', y tremendamente efectivo para fomentar el turismo en el país vecino.

"Sin duda los portugueses han conseguido su objetivo, que era mostrar el país a una audiencia de 200 millones de personas por todo el mundo", afirma Cynthia de Benito, corresponsal de la agencia EFE en Lisboa, que ha estado cubriendo la evolución de la producción lusa del Festival desde la victoria de Salvador Sobral en Kiev hace justo un año. "Es la imagen de un país que se ha reinventado, un país moderno que presume de grandes recursos turísticos. Han sabido utilizar el Festival para mostrar ese lado como ningún otro país anfitrión en el pasado".

"Sin duda ha sido un reto para Lisboa, que ya de por sí está saturada de turistas. Los transportes públicos aquí están preparados para la medio millón de personas que viven aquí, y tener a 40.000 personas adicionales hace que el acceso sea complicado no solo en el Metro, sino en las calles, tiendas, restaurantes de la ciudad".

"El esfuerzo compensará económicamente, sin duda, y no solo de forma inmediata con la llegada de los eurofans, sino a largo plazo debido la proyección internacional del evento. Los portugueses saben que están viviendo un momento excepcional y están dispuestos a aprovecharlo; no están molestos, sino listos para tomar la ola".

El País


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