De acuerdo con el periodista, únicamente 4.500 de los 18.700 empleados de Facebook se dedica a controlar el material que cualquiera de sus 1.940 millones de usuarios marca como abusivo.
La filtración abarca "más de 100" manuales y otros documentos internos con directrices, tablas y ejemplos de cómo actuar ante vídeos, fotografías y textos escritos o sonoros de actos sexuales, violencia, odio religioso, terrorismo, pornografía, autolesión, racismo o canibalismo, entre decenas más.
Los propios moderadores consideran "una misión imposible" limpiar la red social de contenidos extremistas pese al esfuerzo de Facebook por ampliar la plantilla y mejorar sus herramientas tecnológicas de supervisión.
Las mismas instrucciones son con frecuencia polémicas y contradictorias, además de obviamente subjetivas y opacas, según señala The Guardian.
Facebook está en el centro de intensas críticas sobre el control de contenidos falsos en periodos electorales y la difusión de vídeos de crímenes reales o de propaganda terrorista.
Para su fundador, Mark Zuckerberg, es una plataforma técnica para "construir una comunidad global" de libre pensadores.
Pero el sector más crítico considera que Facebook se ha transformado en un medio de comunicación de masas y, como tal, ha de someterse a los sistemas de regulación de los países en los que opera.
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