La Justicia rusa ordenó este lunes la suspensión de las actividades de las organizaciones vinculadas con el opositor detenido Alexéi Navalny, que podrían ser declaradas “extremistas”, indicó uno de sus principales colaboradores.
“Las actividades de las oficinas de Navalny y del Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK) fueron suspendidas de inmediato”, escribió en Twitter Ivan Jdanov, director de FBK. Jdanov acompañó su tuit con fotografías de esta decisión adoptada a la espera de un juicio que podría prohibir de manera definitiva las actividades del grupo. “Simplemente gritan: ‘tenemos miedo de sus actividades, tenemos miedo de sus manifestaciones, tenemos miedos de sus consignas de voto’”, agregó.
Por su lado, la oficina de Navalny en Moscú indicó en Telegram que ya no podía “trabajar bajo el viejo formato”, a raíz de esta decisión judicial. “Sería demasiado peligroso para nuestros empleados y para nuestros seguidores”, afirmó, prometiendo que “continuarán a título personal luchando contra le corrupción, contra el partido en el poder Rusia Unida y contra el presidente Vladimir Putin”. “No será fácil luchar, pero ganaremos de manera absoluta, porque somos muchos y somos fuertes”, señaló la oficina moscovita del opositor.
Todavía queda pendiente la solicitud de la fiscalía para declarar “extremistas” a las organizaciones, un paso que pondría a los grupos al mismo nivel que el Estado Islámico, Al Qaeda y los talibanes, desde la perspectiva del Estado. De concretarse, hasta vestir una camiseta con su imagen podría estar prohibido, y donar a las organizaciones del líder opositor sería similar a apoyar a terroristas, lo que acarrearía con penas de hasta 10 años de cárcel. “Sería uno de los golpes más graves para la libertad de expresión en la historia postsoviética”, denunció Amnistía Internacional.
La fiscalía acusa a estas organizaciones de buscar “crear las condiciones de la desestabilización de la situación social y sociopolítica” en Rusia, “encubriéndose en eslóganes liberales”.
Las autoridades rusas ya les han prohibido a Navalny y a muchos de sus aliados presentarse a las elecciones y han tipificado como delito la convocatoria de protestas no autorizadas o la participación reiterada en ellas. Muchos se han exiliado para evitar la cárcel.
Navalny, envenenado por un agente nervioso químico en agosto y encarcelado en febrero, anunció el viernes el fin de su huelga de hambre iniciada 24 días atrás para denunciar sus condiciones de detención, lo que generó grandes preocupaciones sobre su salud y tensiones entre Rusia y Occidente. El jueves, los médicos de Navalny lo urgieron a detener cuanto antes su huelga de hambre para preservar su vida y su salud, temiendo “daños considerables” si continuaba con la protesta.
“No retiro mi petición de ver al médico, que es necesario, pierdo la sensibilidad de partes de mis manos y de mis piernas (...) Dada esta evolución y estas circunstancias, comienzo a poner fin a mi huelga de hambre”, escribió Navalny en un mensaje en su cuenta de Instagram.
(Con información de AFP)
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