Tradicionalmente, una vez que los presidentes de los Estados Unidos dejan la Casa Blanca comienzan a dedicar sus días al trabajo filantrópico y, quizás, a ayudar a otros candidatos y a su partido. Difícilmente se les escucha dar declaraciones políticas o intervenir en el día a día de la nación. Por eso, cuando lo hacen generan titulares en todo el país.
Eso sucedió en las últimas horas. En esta ocasión, quien decidió romper el silencio es el ex presidente George W. Bush. Dos veces presidente, dos veces gobernador de Texas y miembro de una de las familias más influyentes en la política estadounidense, el republicano siempre marcó una diferencia entre su estilo político y el de Donald Trump, pese a que ambos pertenecen al mismo partido.
Bush volvió a criticar al último ex presidente, esta vez en una entrevista que otorgó para el evento SXSW (que esta vez fue virtual), donde habló de la violenta toma del Capitolio por parte de simpatizantes de Trump, que buscaban evitar la confirmación de la victoria de Joe Biden en las elecciones.
“Me dio náuseas. Ver que el Capitolio de nuestro país está siendo atacado por fuerzas hostiles. Me molestó al punto de que hice una declaración. Todavía me molesta cuando pienso en ello”, Bush le dijo a Evan Smith, CEO del medio Texas Tribune, quien condujo la entrevista.
En efecto, Bush publicó un comunicado el mismo día del ataque, calificándolo como “una imagen devastadora”. “El violento asalto fue llevado a cabo por personas cuyas pasiones fueron inflamadas por mentiras y esperanzas falsas”, expresó en ese entonces el 43° mandatario del país norteamericano, quien también criticó fuertemente “el comportamiento de algunos líderes políticos”.
Más de 300 personas han sido arrestadas como consecuencia de los violentos hechos que tuvieron lugar el pasado 6 de enero.
“Va en contra del imperio de la ley, y ya sabes, en contra de la habilidad de expresarse de manera pacífica en espacios públicos. Esta fue una expresión que no fue pacífica”, reiteró Bush en la entrevista.
Pese a ser muy crítico con los incidentes violentos, Bush indicó que “en la elección, en todas las elecciones, hay determinados hechos que son inapropiados”, aunque cuando se le preguntó directamente si creía que había habido fraude electoral, el republicano respondió con un rotundo “no”.
La entrevista fue grabada el 24 de febrero de este año pero tomó estado público en la noche del jueves. Además de opinar sobre lo ocurrido en la sede del Poder Legislativo, el ex presidente aprovechó la ocasión para presentar su nuevo libro Entre todos, uno: retratos de los inmigrantes estadounidenses, en el que presenta pinturas propias y testimonios de inmigrantes. En medio del debate por la reforma migratoria en el país, Bush también ofreció su opinión.
“Necesitamos una revisión, que significa que tenemos que dejar la política fuera del sistema y dejar sólo a personas que se centren en: a) qué es lo mejor para nuestra economía, b) qué es lo mejor para nuestro país”, expresó.
Durante su administración, Bush envió al Congreso uno de los muchos proyectos de reforma migratoria propuestos durante las últimas décadas. Sin embargo, ni siquiera llegó a ser votado. La historia se repitió con diversos protagonistas durante la administración de Obama.
Este jueves, la Cámara de Representantes aprobó una ley migratoria que da una vía hacia la ciudadanía a los “dreamers”, los cientos de miles de jóvenes que llegaron al país siendo menores de edad. Poco después también se apruebe una ley para los trabajadores agrícolas. Ambas legislaciones forman parte de los compromisos del presidente Joe Biden y se esperaba que fueran aprobadas por la cámara baja, donde los demócratas tienen mayoría.
Sin embargo, ambos proyectos enfrentan un panorama complicado en el Senado, ya que requieren apoyo de los republicanos en un momento en que la oposición denuncia una crisis en la frontera con México por el alza de las llegadas de migrantes.
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