El proyecto británico de desarrollar un dron que interactuaría con aeronaves de combate está cobrando forma después de que el Gobierno asignara financiación inicial para que el consorcio liderado por Spirit AeroSystems construya un prototipo a gran escala.
La filial de Spirit en Belfast, Irlanda del Norte, y sus socios (entre los que figura la sucursal británica del gigante Northrop Grumman) han ganado un contrato de 30 millones de libras esterlinas (41 millones de dólares) para construir el demonstrador del dron, llamado Mosquito, y realizar el primer vuelo de prueba antes de fines de 2023 dentro del programa Avión de Combate Ligero y Asequible (LANCA), según un comunicado del Gobierno.
El comunicado señala que no se tratará de una unidad de combate independiente, sino de un complemento de los aviones de combate pilotados, un concepto que lo Estados miembro de la OTAN han apodado como 'el leal compañero'. La idea es ampliar las capacidades de un avión de combate transfiriendo parte de sus funciones a otro aparato volador.
El Gobierno apunta que la aeronave "volará a alta velocidad junto con los cazas, y estará dotado de misiles, equipo de reconocimiento y sistemas de guerra electrónica para proporcionar una ventaja sobre las fuerzas enemigas".
También se señala que el aparato "será la primera plataforma no tripulada del Reino Unido capaz de derribar aviones enemigos". Dicho en otras palabras, estos drones participarán en combates junto con cazas tripulados.
"Si tiene éxito, los hallazgos del proyecto Mosquito podrían hacer que esta capacidad se implemente junto con los aviones Typhoon y F-35 Lightning de la Fuerza Aérea Real al final de la década," indica el Ministerio de Defensa.
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