El 20 de enero, Joe Biden asumió el cargo de presidente de EE.UU. Esto significa que a partir de ahora él, junto con sus familiares, vivirá en la Casa Blanca. Pero los hábitos del nuevo mandatario, en particular su régimen personal de control de peso y ejercicio, podrían amenazar la seguridad de la información de la residencia oficial, publican The New York Times y Popular Mechanics.
De acuerdo al diario neoyorquino, cuando Biden se autoaisló en su casa durante la primera ola de la pandemia en la primavera pasada, comenzaba todas las jornadas con un entrenamiento en su gimnasio personal, donde disponía de una bicicleta estática Peloton, mancuernas y una cinta de correr. Según dijo a los reporteros una fuente cercana a la familia del presidente, Biden ama tanto esa bicicleta estática que a veces discute con su esposa sobre quién la usa primero.
Sin embargo, las bicicletas estáticas de la marca Peloton no solo imitan la práctica ciclista: están equipadas con cámaras, micrófonos y una pantalla que permiten a sus usuarios transmitir en vivo o tomar clases en línea y comunicarse entre ellos. Debido a esto, es posible que Biden no pueda llevarse el aparato a la Casa Blanca, sugieren ambos medios.
Por otro lado, los expertos entrevistados por NYT creen que el nuevo líder estadounidense aún podría usar la bicicleta si así lo desea, pero solo después de que el Servicio Secreto y la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. realicen ciertas modificaciones en la máquina, lo que significaría que el dispositivo se quedaría sin sus funciones habituales.
Para que pueda sea instalada en la Casa Blanca, la cámara y el micrófono deberán retirarse de la bicicleta, explicó el exsubdirector de la NSA, Richard Ledgett Jr. Al mismo tiempo, lo más probable es que aconsejen a Biden que elija un apodo para sus entrenamientos en línea y lo cambie todos los meses, y también que evite conversaciones confidenciales cerca del aparato.
Joe Biden no es el primer presidente estadounidense que tiene problemas similares. Barack Obama y Donald Trump también enfrentaron las restricciones de la Casa Blanca por cuestiones de seguridad. Durante la era de Obama, el demócrata quería seguir usando su teléfono inteligente BlackBerry, un dispositivo entonces todavía muy popular, mientras que Trump quería utilizar su iPhone personal para Twitter y para llamar a viejos amigos en lugar de un dispositivo especial con seguridad reforzada.
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