La nueva cepa de coronavirus, descubierta en Reino Unido gracias a la secuenciación genética, pone en duda la efectividad de las vacunas que llegarán de forma inminente a España, la de Pfizer BioNTech y la de Moderna. Los inmunólogos consultados por Vozpópuli aseveran que “hay que esperar para ver cómo se comporta esta nueva mutación con tales vacunas, pero por sus características, las vacunas chinas Sinovac, Sinopharm Wuhan y Sinopharm Beijing o la india Bharat Biotech supondrían una defensa mejor”.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha señalado que la vacuna de Pfizer es efectiva contra esta mutación del coronavirus, algo que ni los inmunólogos, ni el propio Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) tienen tan claro. De hecho, estos últimos subrayan en un informe sobre la nueva cepa que “se debe hacer un seguimiento cercano de las personas vacunadas para identificar posibles fallos de vacunación e infecciones irruptivas”.
CarmenCámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), explica a Vozpópuli “que las nueve mutaciones de esta cepa se acumulan en la espícula, es decir, la corona que envuelve el virus y lo hace más contagioso. Las vacunas europeas y americanas, como las de Pfizer y Moderna, se han formado a partir de la proteína S de la espícula y los anticuerpos que generan están asociados a ella, por lo que habrá que ver de qué manera les afecta esta mutación”.
Por el contrario, tres de las cuatro vacunas que se están desarrollando en China “funcionan metiendo en el individuo el virus completo inactivado, que es lo que hacíamos en Occidente antiguamente. Es como se vacuna, por ejemplo, de la polio y las paperas. Es por ello que serán más efectivas contra esta cepa, porque tienen la información genética completa. Además, serán más baratas, porque utilizan una tecnología más antigua”.
Vacunas chinas
Cámara explica que “el abordaje de la vacuna entre Oriente y Occidente ha sido opuesto”. La tecnología para hacer vacunas como las chinas, basadas en la introducción de virus inactivado, se deslocalizó en Europa, como ocurrió con los genéricos, y se trasladó a países como China e India.
“Ellos manejan ese tipo de tecnología, saben que pueden llegar a mucha población de manera barata. Nosotros, en cambio, tenemos una tecnología más moderna y más cara”, apunta Cámara.
La inmunóloga recalca que aunque nuestra tecnología sea más moderna, “en términos de control de pandemia a nivel global no es la más eficiente. Una vacuna que tiene que estar congelada y que vale 20 euros no está pensada para toda la humanidad. Nos hubiéramos beneficiado todos si se hubiera tendido un puente entre Oriente y Occidente”.
Vacunas occidentales
La tecnología que utilizan las vacunas de Pfizer y Moderna se basa en elegir una parte de la proteína vírica para introducirla en el individuo, en lugar de introducir el virus completo inactivado: “Estas vacunas consisten en utilizar trozo más inmunogénico, el que produce una reacción más fuerte en el sistema inmune”.
Una ventaja de este tipo de vacunas ARN es que “son fácilmente modificables. Ahora hay que detectar si se producen reinfecciones en gente vacunada, tomar esas muestras de virus y secuenciarlas. Detectando los cambios genéticos, volver a producirla con esos cambios es algo muy sencillo”. Otro punto a favor es que las vacunas de virus inactivado, como las chinas, “pueden ser peligrosas para personas inmunodeprimidas”.
La mutación covid de los visones
La mutación de coronavirus detectada en los visones, que llevó al Gobierno a danés a sacrificar a 17 millones en otoño, ya puso en alerta a los epidemiólogos por su capacidad para hacer al virus menos susceptible a anticuerpos neutralizantes. “El problema, en este caso, es que desconocemos el origen de la mutación”, apunta Cámara.
Cámara señala que “hay más mutaciones de las detectadas” y que la del Reino Unido ha sido descubierta “porque allí se da mucha importancia a la secuenciación genética del coronavirus”. El mismo Instituto de Salud Carlos III detectó en España 62 variantes de la covid en los primeros tres meses, como apunta en un estudio publicado en la revista científica ‘Journal of Virology’.
vozpopuli
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