Thierry Bolloré será consejero delegado (CEO) de Jaguar-Land Rover (JLR) a partir del próximo 10 septiembre, día en el que asumirá el cargo para sustituir a Ralph Speth, actual CEO del grupo británico perteneciente a Tata Motors. Bolloré volverá así a la primera línea de la industria automovilística tras ser despedido de Renault el pasado mes de octubre, compañía en la que también ocupaba la posición de CEO.
El consejo de administración de Renault decidió en octubre el despido de Bolloré para dar carpetazo al 'caso Ghosn' y pasar página en una de las etapas más oscutas de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi. La compañía consideró que sus vínculos con Carlos Ghosn, expresidente de las tres compañías de la Alianza acusado por un escándalo de comepnsación económica, no eran compatibles con sus deseos de avanzar y buscar el modo de encauzar las relaciones entre los componentes del consorcio, sobre todo entre la firma francesa y Nissan. A Bolloré, a quien le sorprendió la decisión, llamándola incluso 'coup de force' (golpe de fuerza), le sustituyó Clotilde Delbos con carácter interino hasta la llegada de Luca de Meo, expresidente de Seat, al cargo de CEO de Renault el pasado 1 de julio.
Una situación muy complicada
"Será un privilegio liderar esta fantástica compañía en el que sigue siendo el momento más desafiante de nuestra generación", asegura Bolloré, que se encontrará una empresa en una situación muy delicada en la que el coronavirus es solo el último de sus problemas.
A los mandos de Speth, JLR registró una rentabilidad récrod durante los años 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015, año en el que cerró con un margen de beneficio del 14%. El mercado chino fue la principal causa de estos resultados, como también ha sido la de su descenso a los infiernos. Desde 2018, el mercado del gigante asiático ha caído, desquebrajando su modelo de negocio, y desde el 'dieselgate' los compradores se decantan cada vez más por la gasolina o las nuevas propulsiones antes que por el diésel, carburante del que se alimentan la mayoría de versiones de ambas firmas. En el año fiscal 2018-2019, JLR perdió 4.275 millones de euros y la compañía decidió recortar gastos despidiendo a 4.500 trabajadores y reduciendo la producción en China. Cuando el problema parecía resuelto y los beneficios ya no eran una quimera, llegó el coronavirus para lastrar el año fiscal 2019-2020, que cerró con pérdidas antes de impuestos de 463 millones de euros.
Tata Motors cerró la jornada del lunes en la bolsa de Nueva York, cuando todavía no se conocía la noticia, con un valor de 6,79 dólares por acción, un 1,16% menos respecto al cierre del viernes. Los primeros datos apuntan a un pequeño repunte en la jornada del martes con una leve subida del 0,027% antes del horario comercial.
elperiodico
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