Por lo cual, no es sorprendente la cantidad de alternativas que existen para el azúcar, que incluyen edulcorantes artificiales y la miel de abeja o de agave. Sin embargo, también existen opciones naturales procedentes de plantas, como es el caso de Stevia, que tienen una serie de ventajas para la salud sin perder de vista el sabor dulce.
Este es el caso del fruto del monje, que proviene de la planta Siraitia Grosvenorii que crece en Asia y se emplea para fabricar este edulcorante. Para lograrlo, se eliminan las semillas y la piel de la fruta, y después esta es triturada para obtener el jugo. Dicho jugo tiene un sabor extremadamente dulce, pero al mismo tiempo son muy pocas las calorías que aporta, lo que lo convierte en una alternativa viable para el azúcar.
Según las leyendas, este fruto tiene este particular nombre porque era cultivado por los monjes budistas hace más de ocho siglos en las regiones montañosas del sur de China.
El fruto del monje aporta cero calorías por porción, indica el portal International Food Information, y agrega que este es de 150 a 200 veces más dulce que el azúcar. Una propiedad de gran valor es que se puede añadir a cualquier producto y es resistente a altas temperaturas, razón por la cual se puede emplear incluso en los alimentos que se cocinan en el horno.
Con ello, la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA por sus siglas en inglés), aprobó el consumo del fruto del monje en 2010. También es reconocido como seguro por las autoridades de Canadá, Nueva Zelanda, Australia, China y Japón.
Según varios estudios, las sustancias presentes en este edulcorante tienen propiedades antiinflamatorias, pueden reducir los niveles de azúcar en sangre y aumentar el colesterol HDL, el bueno.
Aún hacen falta más estudios para confirmar e investigar a fondo todos los beneficios y propiedades de la fruta del monje, pero parece ser una buena opción para las personas con diabetes, cita El Universal al Centro Nacional de Información y Biotecnología.
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