Nació en 2011 pero hasta hace tres meses era casi una completa desconocida para la mayoría de internautas. Por sus características se ha convertido en uno de los fenómenos del momento. Zoom, la aplicación de videollamadas de moda, corre el riesgo de morir de éxito. Era fácil gustar a todo el mundo cuando tienes una visión propia de una «startup», pero a medida que ha escalado a nivel internacional se ha endurecido el escrutinio público. Se han detectado fallos de seguridad graves en algunos casos que ha llevado incluso a Google, propiedad de Alphabet, a prohibir su uso entre sus empleados.
La nueva normativa es clara. Los trabajadores del gigante de internet no podrán utilizar en un entorno profesional la «app» Zoom, pero tampoco en un ambiente personal desde los equipos informáticos de la empresa. Según desvela el medio especializado «Buzzfeed», se envió una circular interna en la que se citaba « vulnerabilidades de seguridad» para justificar el bloqueo del servicio de videoconferencia desde esta semana.
La compañía ha detectado que se ha empezado a utilizar Zoom en un entorno profesional, una aplicación que compite directamente con algunas de su propiedad como Meet y Duo, que no gozan de gran popularidad a nivel internacional. Este toque de atención, sin embargo, no afecta a la vida personal de sus empleados, que podrán seguir utilizando la «app» para comunicarse con sus familias desde sus dispositivos personales.
El aumento de popularidad de Zoom en los últimos meses ha sido increíble. Según diversos informes estadísticos, este pasado marzo registró unos 200 millones de personas cada día en comparación con los 10 millones que tenía en diciembre. Un crecimiento rápido que ha permitido estar en boca de todos, aunque también ha provocado el veto de algunas instituciones internacionales han recomendado que no se utilice por posibles riesgos en seguridad. La pandemia de coronavirus Covid-19 ha resaltado las vulnerabilidades del servicio, entre las que han destacado varios fallos como la posibilidad de acceder a reuniones públicas, el tráfico de datos con redes sociales como Facebook o un «bug» que puede provocar el robo de credenciales por un ciberdelincuente.
Asimismo, esta semana se publicaron informaciones que apuntan que los detalles privados de hasta 352 cuentas de Zoom habían sido compartidos por un usuario en un foro de la «dark web» o «internet oscura», redes que se superponen a la internet pública y requieren de software específico para acceder y por donde circulan muchas veces un incontrolable mercado negro.
La ola de incertidumbre ha dado la vuelta al mundo. El Gobierno de Taiwán prohibió a las administraciones locales que usen la plataforma de videoconferencias para reuniones online ante el temor de que se puedan filtrar las conversaciones a terceras partes por sospechas sobre la seguridad de la aplicación. También en Estados Unidos algunos centros educativos han dejado de utilizarla.
Google tampoco es la primera compañía que prohíbe a los empleados usar Zoom. A principios de este mes, la firma de cohetes SpaceX de Elon Musk también prohibió a los empleados citando «importantes preocupaciones de privacidad y seguridad», según Reuters. La compañía desarrolladora de Zoom ha avanzado que trabaja para corregir los fallos técnicos «No hemos cumplido con las expectativas de privacidad y seguridad de la comunidad y las nuestras», escribió en un comunicadoEric Yuan, fundador y responsable de Zoom.
abc
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