Hace 50 años, cuando el mundo se hallaba inmerso en la Guerra Fría, el sector militar era el que tiraba con fuerza del carro tecnológico. Ahora, la explosión de la inteligencia artificial, del big data o del internet de las cosas, ha provocado que las empresas especializadas en defensa vean con interés las opciones que brinda la industria civil. Y San Bárbara Sistemas, compañía española dedicada a la fabricación de blindados, como VCR 8X8 del Ejército español, es consciente de ello. ABC charla con su nueva directora de operaciones, Beatriz Gómez, sobre la situación de la tecnología militar nacional y un futuro en el que ya se vislumbran los vehículos autónomos.
¿En qué punto se encuentra la tecnología militar española?
Ahora mismo, nuestros vehículos están a un nivel muy alto en comparación a los propios de otras empresas que se dedican a lo mismo. En el ámbito tecnológico, aglutinan todos los desarrollos tecnológicos más punteros.
Uno de los más importantes es el VCR 8X8... ¿Qué es lo que ofrece?
En sus diferentes variantes presenta los mayores niveles de protección, tanto activa como pasiva. Tiene como objetivo principal la protección de nuestros militares. A nivel de sistemas de comunicación y autonomía es capaz de cubrir todas las necesidades del ejército en las misiones que realiza.
¿Está sólo a disposición del ejército español?
El vehículo está completamente fabricado en España y está a disposición del ejército español.
La inteligencia artificial cada vez cobra más peso, ¿cuál es el papel que juega en la tecnología militar española?
Es algo que ya está aquí y que se debe tener muy presente. Estamos trabajando para emplearla en la protección del personal que va a bordo del vehículo, pero también en el desarrollo de vehículos autónomos que puedan controlarse de forma remota. Para todo esto es muy importante la inteligencia artificial y el control del big data. Estamos haciendo desarrollos para ello.
El armamento autónomo ha recibido muchas críticas en los últimos tiempos...
En nuestro caso, cuando hablamos de vehículos autónomos, lo que estamos buscando es un equipo de avance; es decir, evitar que nuestros soldados se expongan en territorios que son desconocidos. Esa autonomía lo que busca es proteger al soldado.
Un vehículo con fines más defensivos que ofensivos, entiendo
Exactamente. La idea es que exista la opción de no mandar equipos humanos, porque aunque sus vehículos estén protegidos, es imposible saber si la amenaza con la que te vas a encontrar va a ser superable. Nunca sabes a ciencia cierta si vas a poder hacer frente a la amenaza. El enemigo tampoco se queda quieto a la hora de desarrollar armas.
Lleva ya más de una década dedicándose a la tecnología militar, ¿cómo ha cambiado la industria en ese tiempo?
Empecé como ingeniera de materiales. Venía del mundo de la investigación, y, cuando llegué a este sector, era bastante desconocido. Veíamos, además, como en otros países, como en Estados Unidos, la relación entre el sector defensa y el ámbito científico estaba mucho más avanzado. Cuando comencé a trabajar en esta empresa se abrió todo un abanico de posibilidades. Se podía trabajar con los desarrollos más punteros y tenías la posibilidad de interactuar con el usuario, es decir, con los soldados. Esa experiencia te ayuda a comprender cómo debes desarrollar los vehículos.
También he visto como la mujer se ha ido incorporando cada vez más a este sector, sobre todo ingenieras. Luego, en el caso del ejército, he podido comprobar que no existe ningún reparo porque el interlocutor sea una mujer. El trabajar con un cliente sin reparos, que te valora por tu profesionalidad, te ayuda a enriquecerte a nivel profesional y laboral.
¿Cómo se imagina que será esa evolución en los próximos años?
Al final el sector de la defensa va algo a la retaguardia de otros en el ámbito de la industria. En lo que se refiere a la diversidad, que ya está muy arraigada, nosotros como empresa tenemos proyectos y comités para evaluarla y para considerar sus beneficios. El ejército, por su parte, también está inmerso en esa tendencia. En los próximos años habrá una diversidad de género y cultural que enriquecerá a la empresa y a los distinto ejércitos.
¿Y a nivel tecnológico?
Ahora mismo la tecnología va a una velocidad de vértigo y va enriquecer al sector de la defensa. El big data, la inteligencia artifical, el internet de las cosas, la electrificación de los vehículos... Todo eso son cosas de las que está tirando más el sector civil, pero que va a acabar permeando al sector de la defensa. Terminaremos teniendo más vehículos autónomos, vehículos inteligentes que estarán constantemente dando información de su estado y UAS (vehículos aéreos no tripulados) que podrán hacer reconocimiento sin poner riesgo a los soldados.
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