Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Mánchester, en el Reino Unido, expuso a ratones a luces de varios colores para descubrir los efectos que tenían en su organismo. Al contrario de lo que se creía, los resultados de la investigación sugieren que la luz azul produce menos efectos en los ritmos circadianos de los ratones que la luz amarilla.
El uso de luces más frías en la noche y luces más cálidas en el día puede ser más beneficioso para nuestra salud que al revés. "El crepúsculo es más oscuro y más azul que la luz del día y el reloj biológico utiliza ambas características para determinar los momentos apropiados para estar dormido y despierto", detallaron los expertos involucrados en la investigación.
"Las tecnologías actuales diseñadas para limitar nuestra exposición nocturna a la luz azul, por ejemplo al cambiar el color de la pantalla en los dispositivos móviles, pueden enviarnos mensajes mixtos", argumentan los autores del estudio.
Anteriormente, los científicos creían que la luz azul era capaz de afectar significativamente los patrones de sueño debido a la manera en que afecta los conos de nuestras retinas. Aunque esto todavía puede ser cierto, esta no es la forma principal en que nuestros cuerpos determinan su ritmo.
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