Unos cristales mucho más seguros
A pesar de que esa demostración fue un “fiasco”, en Carglass queremos transmitir que estos cristales de seguridad laminados son más seguros que unos convencionales, que se habrían hecho añicos ante un impacto de un proyectil mucho menor. Estas son sus cinco grandes ventajas:
En primer lugar, estos cristales tienen más capacidad de absorción de impactos por su superior elasticidad y resistencia. La capacidad de absorción energética es el porcentaje de energía que es absorbida por un vidrio en relación a la energía total del impacto.
En segundo lugar, cuando se rompen no saltan en mil pedazos, evitando que se produzcan lesiones a los ocupantes por este motivo. Gracias a su laminado interior, los fragmentos de cristal quedan adheridos a la capa o capas plásticas intermedias.
En tercero, detienen la entrada de elementos externos al habitáculo, con una mayor o menor eficacia dependiendo del material empleado en las láminas interiores, de su grosor y cantidad. Tesla no ha dado a conocer la composición ni cantidad de las capas de polímero de sus ‘Armor Glass’. En el nivel 7 de blindaje, el máximo en un automóvil, se emplean cristales multicapa con láminas de polímeros de hasta 76 mm de espesor que resisten el impacto de balas del calibre 50. Y también evitan que los pasajeros salgan despedidos fuera del coche en una colisión en la que se rompan las ventanillas.
En cuarto lugar, este tipo de cristales aumenta la rigidez estructural del coche y contribuyen a reducir el aplastamiento del techo en caso de vuelco. Por último, el laminado en los cristales suele tener protección contra los rayos ultravioleta y reduce el ruido que entra al habitáculo.
Un invento que salva vidas
En los inicios de la automoción los parabrisas se ganaron mala fama, pues en un accidente se rompían en mil pedazos y causaban lesiones en los ocupantes, viandantes y motoristas; lo que también comenzó a provocar numerosas demandas. Por este motivo, cuando aparecieron los primeros coches cerrados, con cristales en los cuatro lados, muchas personas tenían miedo a subirse en ellos.
Todo ello, hasta la llegada del parabrisas laminado, uno de los inventos del automóvil que más vidas ha salvado y lesiones ha evitado. Se descubrió por casualidad en 1903, cuando al inventor francés Edouard Benedictus se le cayó al suelo un vaso de vidrio y no se rompió en mil pedazos. ¿La causa? Ese vaso había contenido nitrato de celulosa y la película seca que quedó sobre el cristal mantuvo los trozos unidos cuando este se rompió. Benedictus presentó en 1909 la patente de dos capas de vidrio con una de celulosa entre ellas, pero este tipo de cristales no se popularizó en el automóvil hasta que en 1938 Carleton Ellis fabricó el butiral de polivinilo, que no se decoloraba con el paso del tiempo. En 1939, un anuncio de Ford -que recuerda mucho al actual de Tesla- decía que “el cristal de seguridad ‘Indestructo’ da la protección más completa. Además de no romperse en mil pedazos, es cristalino y nunca se decolora”.
Todos los coches emplean parabrisas laminados, pero muy pocos tienen cristales laminados en sus ventanillas laterales, por una mera cuestión de costes y de peso. En algunos casos se ofrecen ventanillas traseras laminadas con protección solar. Al estar tintadas, en las delanteras no está permitido instalarlas con la finalidad de que se pueda ver e identificar al conductor desde fuera del coche.
abc