os coches eléctricos guardan una sorpresa para las compañías de seguros: causan más accidentes que los de combustión tradicionales. La realidad no es tan alarmante como pueda parecer, pero el Grupo AXA ya ha dejado caer que algunas características de los vehículos a pilas pueden sorprender (para mal) a los automovilistas. Al menos hasta que estos se acostumbren a un nuevo estilo de conducción.
El problema radica en que los coches alimentados por baterías aceleran muchísimo más que los de gasolina o gasóleo, ya que el motor entrega toda su fuerza en cuanto se toca el pedal. La aceleración máxima está disponible de inmediato y esta circunstancia puede causar a su vez más choques y salidas de vía. La sucursal suiza de la compañía aseguradora ha llegado a esta conclusión después de analizar los expedientes generados por sus clientes (a los que también ha encuestado) y de realizar una prueba de choque para corroborar los datos.
En su informe, AXA especifica que los turismos y SUV eléctricos grandes y de lujo se observa una “frecuencia de reclamaciones” un 40% más alta en comparación con los modelos de combustión equivalentes. En segmentos inferiores, las cifras son sin embargo similares.
“Además de las lecciones de conducción clásicas,el conocimiento específico de los tipos de vehículos es cada vez más importante. Con los coches eléctricos en particular, los automovilistas primero deben acostumbrarse a los diferentes comportamientos de frenado y aceleración”,sostiene la investigadora de accidentes de AXA Bettina Zahnd.
Un problema colateral
El uso de tecnologías innovadoras en los coches tienen otra cara negativa que la compañía de seguros menciona en su informe: “99 de cada 100 conductores de coches eléctricos cuyos modelos están equipados con piloto automático dicen que también lo usan […], con mayor frecuencia en la carretera y para distancias más largas”.
Aunque en el texto distribuido por AXA se utiliza la palabra “autopilot”,las ayudas a la conducción que utilizan los coches actuales (control de crucero adaptativo, reconocimiento de señales, sistema de mantenimiento de carril…), permiten hablar más bien de piloto semiautomático, y ese es uno de los riesgos: creer que el coche es capaz de circular por sí mismo. “Una mayor automatización también significa un mayor riesgo de que los conductores confíen demasiado en la tecnología. Hay varios casos de accidentes que se supone o se sabe que fueron causados por la excesiva dependencia del conductor de un sistema”, dice el estudio de AXA.
A raíz de las respuestas de los encuestados, el informe concluye que los conductores de automóviles eléctricos generalmente están más interesados en las innovaciones, saben más sobre los sistemas de asistencia y los usan con más frecuencia, para lo bueno y para lo malo. “Todos los sistemas disponibles actualmente tienen que ser monitoreados continuamente. Aunque estos sistemas actúan como un soporte, los conductores no deben depender demasiado de ellos para no poner en peligro su propia seguridad y la de los demás”, corrobora Bettina Zahnd.
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