HRW veía “predecible” muerte de Mursi por falta de atención médica

  18 Junio 2019    Leído: 1027
HRW veía “predecible” muerte de Mursi por falta de atención médica

La organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) califica de predecible la muerte del Muhamad Mursi y de ella culpa a las autoridades egipcias.

Según los medios locales del país africano, el expresidente de Egipto Muhamad Mursi (2012-2013) falleció el lunes mientras comparecía ante un tribunal egipcio.

A modo de reacción, la directora de HRW para Oriente Medio, Sarah Leah Whitson, publicó la misma jornada un mensaje de Twitter, donde señaló que el fallecimiento de Mursi fue “terrible, pero predecible” por “el rechazo del Gobierno a permitir un tratamiento médico adecuado y tampoco las visitas de sus familiares”.

Al respecto, el movimiento Hermanos Musulmanes (HHMM) —del que era Mursi una figura prominente— emitió un comunicado en el que describió la muerte del exmandatario egipcio como un “auténtico asesinato”, recordando que las autoridades “le pusieron en aislamiento (...), retuvieron su medicación y le dieron comida repugnante”.

“Hacemos un llamado a las autoridades egipcias para que realicen una investigación imparcial, exhaustiva y transparente sobre las circunstancias de la muerte de Mursi, incluido su aislamiento y aislamiento del mundo exterior”, insta Amnistía Internacional (AI).

Tanto su familia como diferentes organizaciones pro derechos humanos habían denunciado, una y otra vez, que el expresidente era mantenido en régimen de aislamiento.

Mursi ha sido enterrado cerca de El Cairo (capital de Egipto) a primera hora de la mañana de hoy martes, con presencia de varios miembros de su familia.

Su hijo, Abdulá Muhamad Mursi, dijo a la agencia británica de noticias Reuters que las autoridades habían negado una solicitud familiar para un funeral público en su ciudad natal.

¿Quiés fue Mursi?

Nacido en 1951, Mursi fue elegido como candidato presidencial del movimiento HHMM para las elecciones de 2012 en Egipto.

Fue derrocado en 2013, por su exministro de Defensa, el ahora presidente Abdel Fatah al-Sisi, y desde entonces seguía detenido. Fue condenado a muerte, a cadena perpetua y a 20 años de cárcel en tres procesos judiciales distintos, por el cargo de supuestamente haber falsificado la inscripción de su candidatura para las elecciones presidenciales de 2012 y un caso de espionaje para Catar.

Al-Sisi y la represión de opositores

Al-Sisi fue elegido presidente en 2014 y fue reelegido en 2018 en unos comicios que 14 grupos de derechos internacionales y egipcios, incluidos HRW y la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) los tacharon de “ridículos”, acusando a Al-Sisi de haber “pisoteado incluso los requisitos mínimos para unas elecciones libres y justas” en su intento por un segundo mandato.

Después del derrocamiento de Mursi, Al-Sisi emprendió una campaña de represión contra los críticos. Solo en los primeros tres meses del presente año, más de 57 opositores fueron detenidos por expresar pacíficamente sus opiniones, denunció en abril Amnistía Internacional.

Dentro del marco de esta campaña represiva, el presidente Al-Sisi ha extendido las competencias de los tribunales militares para juzgar a civiles y permitir encarcelar a miles de opositores en virtud de una represiva ley de protestas.

Un informe, publicado en mayo por Al Jaliy Al Yadid, organización árabe de derechos humanos con sede en el Reino Unido señala que desde 2013 más de 760 personas murieron en las cárceles de Al-Sisi.


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