Facebook anunció que cuatro grupos y los perfiles de dos reconocidas figuras de la extrema derecha canadiense han sido eliminados en esta red social. La medida también se aplicó este lunes en Instagram, que desde 2012 pertenece a la compañía fundada por Mark Zuckerberg. A través de un comunicado, Facebook señaló que los individuos y organizaciones que difunden el odio, atacan o exigen la exclusión de otras personas por su identidad no tienen cabida en su plataforma. “Nuestro trabajo contra el odio organizado continúa y proseguiremos revisando a personas, páginas, grupos y contenidos en función de las normas de nuestra comunidad”, añadió.
Los grupos vetados son el Frente Nacionalista Canadiense, los Lobos de Odín, la Fuerza Aria de Ataque y los Soldados de Odín. Estas agrupaciones muestran su rechazo radical a la inmigración y mantienen un discurso supremacista blanco. Los dos perfiles que ya no aparecen en Facebook e Instagram pertenecen a Faith Goldy y Kevin Goudreau. Faith Goldy trabajó como periodista en The Rebel Media, una web canadiense vinculada a la alt-right (la nueva derecha radical que considera que los grupos conservadores tradicionales se han vuelto tenues). Sin embargo, Goldy perdió su empleo en 2017 por haber participado en un programa de un medio neonazi. Un año después, fue candidata a la alcaldía de Toronto y obtuvo el 3,4% de los votos. Por su parte, Kevin Goudreau es el líder del Frente Nacionalista Canadiense. Goudreau ha expresado varias veces en Internet –acompañado de parafernalia nazi— que los inmigrantes no blancos deberían abandonar Canadá, entre otros puntos.
Facebook ha recibido críticas desde hace tiempo por no haber tomado suficientes medidas para frenar la distribución de mensajes de odio y la organización de grupos violentos. El pasado 27 de marzo, la compañía informó que haría modificaciones en sus políticas para prohibir el “ensalzamiento, apoyo y representación del nacionalismo blanco y el separatismo blanco” tanto en esta plataforma como en Instagram.
El anuncio se produjo 12 días después de los ataques terroristas contra dos mezquitas en Christchurch (Nueva Zelanda), que dejaron un saldo de 50 muertos. El autor de estos hechos había publicado en Facebook un manifiesto que explicaba sus motivos para disparar. Asimismo, difundió escenas de la matanza a través de la misma red social. Canadá ya había solicitado a las grandes compañías de Internet mayores esfuerzos para frenar los mensajes de odio. Tras los ataques en suelo neozelandés, Ralph Goodale, ministro canadiense de Seguridad Pública, comentó que su Gobierno está estudiando realizar cambios legislativos para obligar a estas empresas a que eviten la propagación de este contenido. Las autoridades del país norteamericano han subrayado su preocupación por el aumento de los discursos y crímenes de odio hacia musulmanes, judíos y otros grupos. Basta recordar la masacre perpetrada por Alexandre Bissonnette el 29 de enero de 2017 en una mezquita de la ciudad de Quebec, donde murieron seis personas.
Karina Gould, ministra de las Instituciones Democráticas, celebró el veto de Facebook a varios representantes de la extrema derecha canadiense el mismo día del anuncio y subrayó que no se deben aceptar los discursos de odio y de incitación a la violencia en estas plataformas, del mismo modo en que no se permiten en la vía pública. Este martes, Justin Trudeau, primer ministro canadiense, escribió en Twitter: “El odio no se tolerará en Canadá y todos tenemos un papel que desempeñar para mantener a nuestras comunidades seguras, incluso online. La decisión de Facebook de suprimir las cuentas que propagan el odio y el nacionalismo blanco es un paso en la buena dirección”.
Twitter fue también el instrumento utilizado por Faith Goldy, una de las personas excluidas por Facebook, para opinar sobre el tema, para rechazar la medida que la red social había tomado. “No he cometido crimen alguno. ¡Mi única culpa ha sido amar a mi país y citar estadísticas!”, mencionó en un mensaje. En otro comentó: “Nuestros enemigos son débiles y están aterrorizados. Olvidan que la mayoría de las revoluciones se libraron antes de las redes sociales”.
Elpais