El pasado 11 de octubre, un fallo del cohete portador Soyuz-FG, que debía transportar a la Estación Espacial Internacional (EEI) la nave espacial Soyuz MS-10 con el ruso Alexéi Ovchinin y el estadounidense Nick Hague a bordo, provocó una eyección automática de la cápsula recuperable que aterrizó en Kazajistán.
Los dos tripulantes volvieron a la superficie terrestre vivos y en buen estado de salud. La comisión para investigación del accidente descubrió que durante el montaje del cohete un sensor quedó deformado, lo que causó su funcionamiento incorrecto a la hora de la separación de la primera etapa.
Durante los últimos años, las rusas Soyuz han sido las únicas capaces de enviar y regresar a los cosmonautas que trabajan en la Estación Espacial Internacional.
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