Estrangulamiento, descuartizamiento, disolución de los restos con ácido. Ankara detalla poco a poco el escalofriante actuar de los verdugos de Jamal Khashoggi, el periodista saudita que fue desaparecido el 2 de octubre de 2018 en la sede consular de su país en Estambul.
No obstante, este crimen está lejos de resolverse aún. No queda claro a quién o a quiénes les incomodaba tanto el periodista y cómo estos actores diseñaron su plan para asesinarlo. De lo que no cabe duda es que fueron individuos influyentes de Arabia Saudita, capaces de encargar el ‘escuadrón de la muerte’ que llegó a Turquía el día de la desaparición.
Los investigadores revelaron que un grupo de sauditas llegó y regresó de Riad el mismo día que Khashoggi entró en el consulado. Posteriormente, varios medios de comunicación identificaron a varios hombres como cercanos de la monarquía wahabita y del príncipe heredero, Mohammed Bin Salman.
El 20 de octubre, tras finalmente admitir que el comunicador murió en su sede diplomática, las autoridades detuvieron a 18 personas. Unos sospechosos que Turquía quisiera extraditar para juzgarlos. Una solicitud negada por el reino saudita.
El cuerpo de Khashoggi fue disuelto con ácido
“Quisiera enviar este mensaje al señor Trump: me gustaría que apoye los esfuerzos legales de Turquía, acerca de la extradición, para esclarecer los hechos”, declaró este viernes 2 de noviembre la prometida de Jamal Khashoggi. El proceso permitirá, según ella, “determinar dónde está su cuerpo”.
Un cuerpo que los instigadores de este crimen habrían tratado de hacer desaparecer a toda costa. Así lo afirmó al diario turco Hurriyet Yasin Aktay, dirigente del AKP, partido de Recep Tayyip Erdogan. “Sabíamos que el cuerpo de Khashoggi había sido desmembrado, pero ahora vemos que no solo lo descuartizaron, sino que lo disolvieron”, dijo, “la razón por la que lo cortaron en pedazos fue para poder disolverlo más fácilmente. El objetivo era no dejar rastros del cuerpo”.
Una declaración que suma nuevos elementos a los detalles que ha venido comunicando poco a poco Turquía. Tres días después de la partida de Estambul del Fiscal general saudita, cuya visita en el país no permitió “ningún resultado concreto”, según su homólogo turco.
El presidente Erdogan, por su parte, levantó la voz una vez más, pero a través del diario The Washington Post, el periódico que publicaba las columnas de Jamal Khashoggi.
“Sabemos que los perpetradores se encuentran entre los 18 sospechosos detenidos en Arabia Saudita. También sabemos que esas personas vinieron a cumplir sus órdenes: matar a Khashoggi e irse. Finalmente, sabemos que la orden de matar a Khashoggi vino de los niveles más altos del gobierno saudita”, arremetió el mandatario turco.
Sin embargo, el principal rival de los monarcas sauditas en el mundo sunita, eximió al rey saudita de sus críticas. “No creo ni por un segundo que el Rey Salman, el custodio de las mezquitas sagradas, haya ordenado el asesinato de Khashoggi”, declaró Erdogan.
Jamal Khashoggi se une a los más de 1.000 periodistas asesinados en una década. “Nueve de cada diez casos no han sido resueltos y no se ha responsabilizado a nadie”, resaltó, António Guterres, el Secretario General de la ONU, en ocasión del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, una jornada creada luego de la muerte en Mali de Ghislaine Dupont y Claude Verlon, periodistas de Radio Francia Internacional, emisora hermana de France 24.
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