"Podrían ser muy distintas las respuestas que se den en una u otra situación", pero una respuesta militar "se descarta de plano en el mundo actual", dijo Medvédev en una entrevista a Euronews al contestar a la pregunta correspondiente.
Rusia es "un Estado responsable y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU", manifestó.
"Estas cuestiones son de incumbencia de las máximas autoridades del país, son competencia del presidente", subrayó el primer ministro.
En la práctica internacional "existen distintas formas de reaccionar, incluidas las asimétricas", pero "no tienen por qué ser medidas militares", explicó Medvédev.
"Las sanciones son un mal camino, es lo que estamos diciendo desde siempre. Pero no fuimos nosotros quienes las empezamos, ni tenemos que ser nosotros los que les pongan fin", acotó.
Sin embargo, Washington amenaza con seguir aumentando la presión a Rusia a través de las sanciones, lamentó el jefe del Gobierno ruso.
"Es obvio que apretar las tuercas en el duelo de las sanciones no lleva a nada bueno", advirtió.
Medvédev recordó que contra la antigua URSS se habían aplicado sanciones en 10 ocasiones a lo largo del siglo XX, sin conseguir que el Gobierno soviético cambiase su línea de actuación.
"Las sanciones son una medida absolutamente contraproducente", concluyó.
Estados Unidos lleva años imponiendo sanciones unilaterales a Rusia con distintos argumentos.
En 2014, Washington usó como pretexto el referéndum que llevaron a cabo los habitantes de Crimea en marzo de 2014 para escindirse de Ucrania y unirse a Rusia en busca de prosperidad.
Estados Unidos, además, impuso restricciones unilaterales a Rusia por una supuesta interferencia en las elecciones presidenciales de 2016 en las que Donald Trump derrotó a la oficialista Hillary Clinton contra todo pronóstico.
La presunta intromisión rusa en el proceso electoral de EEUU fue desmentida tanto en el Kremlin, que calificó las acusaciones de totalmente infundadas, como en la Casa Blanca.
Según Moscú, las sanciones norteamericanas son una herramienta de la competencia desleal practicada por Washington.
Uno de los últimos paquetes de restricciones estadounidenses fue justificado con el supuesto envenenamiento del exagente del espionaje británico Serguéi Skripal y su hija Yulia con una toxina mortal en la ciudad británica de Salisbury, en marzo pasado.
Caso Skripal
Además, el primer ministro ruso aseguró que el Reino Unido y otros estados deberían evitar los dictámenes intransigentes en el caso Skripal.
"Consideramos que todos debemos mostrar moderación a la hora de emitir estimaciones", dijo Medvédev en una entrevista a la cadena Euronews.
Así comentó la reacción sarcástica de los países europeos a los argumentos que expusieron en una entrevista con Margarita Simonián, directora de la cadena televisiva RT y de la agencia de noticias Sputnik, Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov, acusados por la Fiscalía británica de estar implicados en el envenenamiento del exagente doble Serguéi Skripal y su hija en Salisbury.
"Los dictámenes que pronuncian una serie de países no corresponden a la realidad", insistió Medvédev.
Estas evaluaciones, subrayó, "no contribuyen al desarrollo de la cooperación internacional".
"La Unión Soviética también ponía etiquetas, estigmatizaba el sistema internacional del capital, hablaba de lo que nos divide, y esto no llevaba a nada bueno", dijo.
Según el primer ministro ruso, este tipo de estimaciones, al igual que las sanciones, tienen un motivo puramente político, "no se imponen para castigar o perjudicar a nadie o para hacer valer su postura internacional".
A principios de marzo, Serguéi Skripal, exoficial de inteligencia militar rusa, reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron atacados con una sustancia de efecto neuroparalizante en la ciudad británica de Salisbury.
Londres responsabiliza a Moscú de estar detrás del envenenamiento de los Skripal y afirmó que la sustancia implicada fue supuestamente desarrollada por Rusia, acusaciones que la parte rusa rechaza rotundamente.
El pasado 5 de septiembre, la Fiscalía británica imputó a dos nacionales de Rusia, Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov, en relación con lo ocurrido en Salisbury.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que las autoridades rusas identificaron a Petrov y Boshírov, que son civiles y que no tienen antecedentes penales.
Según el proyecto británico de investigación periodística Bellingcat, Petrov y Boshírov son oficiales del GRU y se llaman en realidad Alexandr Mishkin y Anatoli Chepiga.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rechazó comentar la información del proyecto británico.
Sputnik