"Los sensores de la EEI detectaron una ligera caída de presión varios días antes de detectar el orificio en la nave Soyuz MS-09; antes de que superase el umbral de 0,5 milímetros de mercurio por hora nadie le hacía caso, ya que esta caída es admisible", explicó.
Según el interlocutor de la agencia, la caída de presión se incrementó durante dos o tres días, hasta que alcanzó el nivel de 0,8 milímetros de mercurio, tras lo cual se tomó la decisión de investigar.
Los datos sobre la velocidad de la pérdida de presión fueron ofrecidos por la parte estadounidense.
Si el orificio hubiese sido hecho por la misma tripulación, señaló, los sensores de la EEI hubiesen detectado una brusca caída de presión en cuanto el barreno hubiese atravesado el casco de la nave.
"La versión más veraz, en base a los datos que disponemos, es que la sustancia con la que sellaron el orificio hecho en la Tierra comenzó a fugarse paulatinamente al espacio, hasta que el orificio no se abrió por completo", estimó.
El 30 de agosto se detectó una pérdida de presión en la Estación Espacial Internacional.
Los cosmonautas que trabajan en el segmento ruso de la estación orbital descubrieron que la fuga de aire era resultado de un orificio en la pared de la nave espacial Soyuz MS-09, que fue sellado con varios "parches".
A la espera de conclusiones oficiales, expertos y fuentes próximas a la investigación se preguntan si la pared fue taladrada en la Tierra, o cuando la nave ya se encontraba en órbita, y si fue una negligencia o un acto premeditado.
Las naves espaciales Soyuz incluyen tres compartimientos: una cápsula de descenso, un módulo de equipos e instrumentos con motores, paneles solares y otros sistemas de soporte vital, y un módulo habitable.
La nave Soyuz MS-09, en cuyo habitáculo fue descubierto el agujero, permanecerá acoplada al laboratorio orbital hasta diciembre.
Los cosmonautas volverán a la Tierra en la cápsula recuperable, mientras que el habitáculo será eyectado y se quemará en las capas densas de la atmósfera.
Sputnik
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