El periódico, que cita a funcionarios antiguos y actuales, señala que será una de las primeras ocasiones en que la Administración Trump tome medidas contra China por violaciones de los derechos humanos.
Según las denuncias, los internos de estos centros se ven obligados a asistir a clases diarias, denunciar diversos aspectos del islam, estudiar la cultura dominante en China y prometer lealtad al partido comunista. Algunos exdetenidos también denunciaron torturas por parte de oficiales de seguridad.
Fuentes consultadas por The New York Times dicen que Washington también buscar limitar las ventas de tecnología de vigilancia estadounidenses que las agencias y las compañías de seguridad chinas utilizan para monitorear a los uigures en el noroeste de China.
Funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento del Tesoro y el de Estado llevaban meses discutiendo cómo castigar a China por la discriminación de las minorías musulmanas. El asunto adquirió carácter urgente hace dos semanas, después de que varios congresistas pidieran al secretario de Estado, Mike Pompeo, y al titular del Tesoro, Steven Mnuchin, imponer sanciones a siete funcionarios chinos.
La Alta Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, al hacer un breve repaso de la situación en diversos países, calificó de "profundamente preocupante" la información del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) sobre denuncias de detenciones arbitrarias a gran escala de uigures y otros musulmanes en los llamados campos de reeducación a lo largo de la región de Xinjiang.
Según la portavoz de la Cancillería china, Hua Chunying, las conclusiones del CERD carecen de pruebas y no corresponden a la realidad.
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