Hasta el momento alrededor del 60% de las víctimas (1.642 personas) han sido identificadas gracias a los avances en las técnicas de extracción de ADN. Pero la decisión del Gobierno estadounidense de arrojar los escombros de los edificios a un vertedero ha dificultado las labores de búsqueda y recolección de muestras.
"Estamos agradecidos de que la identificación continúe, pero hay más material que podría haber sido parte de eso si la ciudad no hubiera sido tan arrogante con nosotros", aseguró uno de los familiares de las víctimas.
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