La vecina de un pueblo que cuenta solo con 16 habitantes se erigió en improvisada artista para pintar 'a lo Ecce Homo' tres figuras de madera que se encuentran en la ermita del lugar. Las tallas datan de los siglos XV y XVI y representan a la Virgen María con el Niño y Santa Ana, a la Virgen con el Niño Jesús y a San Pedro.
Según ha publicado La Nueva España, la autora de los hechos ha indicado que tenía permiso del párroco para hacerlo. "Yo no soy profesional, simplemente las figuras estaban horrorosas y las quise pintar para ponerlas mejor", señaló.
Las tres figuras lucían con anterioridad de manera sobria; ahora del color madera han pasado a vestir nuevos tonos fucsia, verde pistacho o burdeos.
No es la primera vez que algo parecido sucede en España. El caso más famoso fue el protagonizado por una octogenaria llamada Celia en el 2012 en Borja (Zaragoza).
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