Serguéi Skripal fue agregado militar de Rusia en Madrid a mediados de los 90. Después de recibir asilo en el Reino Unido, volvió en varias ocasiones a España para entrevistarse con oficiales del Centro Nacional de Inteligencia, dijo el escritor Fernando Rueda, citando sus conversaciones con representantes de los servicios secretos.
"Continuó viniendo a España", dijo Rueda.
El contenido, las fechas y la duración de esas entrevistas, según el escritor, están clasificados.
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Exagentes de los cuerpos de seguridad españoles, consultados por el diario, opinan que Skripal estaría ayudando a Madrid en la lucha contra la llamada "mafia rusa", los capos criminales de la antigua URSS asentados en España.
El exoficial de la KGB Alexandr Litvinenko, envenenado en 2006 en el Reino Unido con un material radiactivo, polonio 210, también había colaborado con la justicia española, según reconoció anteriormente el juez José Grinda González.
Serguéi Skripal, exoficial de la inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, fueron hallados inconscientes a principios de marzo pasado cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.
La hija del exagente abandonó el hospital el 9 de abril y fue trasladada a un lugar secreto. Su padre fue dado de alta el 18 de mayo. También recibió el alta médica el detective Nick Bailey, la tercera persona que se expuso al agente nervioso en Salisbury.
Nada más abierta la investigación, que según Scotland Yard se prolongará por varios meses, Londres responsabilizó a Moscú de estar detrás del envenenamiento y catalogó el arma como neuroparalizante de la clase Novichok, supuestamente desarrollada por químicos rusos.
Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y envió cerca de 60 notas diplomáticas al Foreign Office reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación, así como a los Skripal que son ciudadanos de Rusia. Si no necesitan ayuda, deberían decirlo en persona para eliminar las sospechas de que se trata de una detención forzada o un secuestro, según la Cancillería rusa.
Si no necesitan ayuda, deberían decirlo en persona para eliminar las sospechas de que se trata de una detención forzada o un secuestro, según la Cancillería rusa.
El 5 de septiembre, la fiscalía británica imputó a dos nacionales de Rusia en relación con el incidente de Salisbury, Alexandr Petrov y Ruslán Boshírov. La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, afirmó que los dos sospechosos son oficiales del servicio de inteligencia militar GRU (por la sigla en ruso de la Dirección General Inteligencia) y probablemente usaron identidades falsas.
La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, declaró que todas esas informaciones carecen de pruebas y las listas de supuestos 'agentes rusos' sirven a Londres y Washington para justificar 'la caza de brujas'.
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