La reconversión de la base, cuyo mayor período de actividad correspondió a los años de la guerra en Vietnam, en un museo, costó alrededor de 800.000 dólares, pagados en partes iguales por los militares y la administración local.
En calidad de guías del museo fueron preparados varios oficiales de la unidad militar en la que se encontraba anteriormente la base estadounidense.
Los militares mostrarán a los visitantes el sistema de antenas, los cuarteles y oficinas, las instalaciones deportivas y el túnel de 300 metros en el que se ubicaban los equipos secretos de vigilancia electrónica.
Además del valor histórico, este museo permitirá despejar las sospechas de que esta base fue usada durante principios del siglo XXI como cárcel secreta de la CIA en la que torturaban a sospechosos de terrorismo.
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