El bloqueo también afectó la extracción de otros hidrocarburos: cada día el país pierde 710 millones de pies cúbicos de gas natural y más de 20.000 de barriles de condensado.
Además, las pérdidas causadas por las interrupciones en la producción del crudo suman 67,4 millones de dólares.
El cese de las exportaciones de petróleo de las terminales sitiadas por el Mando Supremo del Ejército Libio tendrá consecuencias a corto y largo plazo para las empresas afiliadas de la NOC y la economía nacional, advirtió la compañía.
La NOC llamó al Mando Supremo a que ponga fin al bloqueo de los puertos y dé acceso al único operador libio, encargado de exploración, producción y exportación de productos petroleros, a realizar su trabajo.
Un grupo armado al mando de Ibrahim Jadran, líder de la llamada Guardia de las Instalaciones Petroleras (GIP), que controlaba los puertos petroleros antes de la llegada del Ejército libio, volvió a apoderarse a mediados de junio de las terminales de Ras Lanuf y Sidra, que suspendieron el funcionamiento y evacuaron el personal.
A finales de junio se supo que el Ejército Nacional Libio traspasará el control de los yacimientos petrolíferos y los puertos al Gobierno de Unidad Nacional.
Libia vive una profunda crisis desde 2011, año en que fue derrocado y asesinado su líder Muamar Gadafi, tras lo cual surgió una dualidad de poderes.
Actualmente en Trípoli funciona el Gobierno de Unidad Nacional, reconocido como legítimo por el Consejo de Seguridad de la ONU y presidido por Fayez Sarraj.
Sin embargo, este Gobierno, que funciona desde el 31 de marzo de 2016, no ha sido reconocido hasta la fecha por la Cámara de Representantes [Parlamento] en Tobruk, que proclamó su propio Gobierno, apoyado por el jefe del Ejército Nacional, Jalifa Haftar.
Sputnik
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