Según la información obtenida de las fuentes de seguridad, el atentado se realizó a la zona en la que está la tumba en la provincia Beled de “Seyyid Muhammed”, el hijo de Ali al-Hadi que los chiítas aceptan como el décimo imán.
Tras el atentado, el hombre religioso chiíta Muqtada al-Sadr dio la orden a la fuerza miliciana vinculada a si misma, Seraya as-Salam, ir a la zona y asegurar la seguridad.
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