Las numerosas dudas que se ciernen sobre la regulación del bitcoin ya hace mucho que inquietan a los inversores. Joachim Wuermeling, miembro de la junta del Bundesbank, ya avisó el 16 de enero de que la criptomoneda debía regularse a nivel mundial, algo que hasta ahora no ha sucedido y que se debe, según sus palabras, a lo difícil que resulta replicar en el mundo virtual las normas nacionales y regionales en el mercado de divisas.
A ello se añaden los planes del Gobierno chino de aumentar el alcance de las restricciones que hasta ahora afectaban al mercado de divisas virtuales desde 2017, según informó Bloomberg el propio 16 de enero. Los planes de Pekín incluyen también vetar el uso de webs y de aplicaciones móviles extranjeras que den acceso a este tipo de mercados.
Los pasos de Corea del Sur van en la misma dirección. El Gobierno trabaja en un proyecto de ley que prohibiría el mercado de monedas virtuales. El movimiento sería un duro golpe para el bitcoin, y es que en el país peninsular se ubican algunos de los mayores mercados de criptomonedas del mundo y Seúl desea controlar un sector que se caracteriza por su elevadísima volatilidad y por la falta de regulación.
"Lo que está pasando con el bitcoin no es nada nuevo. Si echamos la vista atrás, veremos que la moneda alcanzó los 1.000 dólares, que luego se derrumbó y que durante un año estuvo en mínimos hasta que llegó una nueva ola de inversores que se interesó por el tema", recuerda a Sputnik el analista financiero de Kalita-Finance Dmitri Golubovski.
Para Golubovski, el bitcoin es comparable a la burbuja de las 'puntocoms' de principios de la década del 2000. "El bitcoin es toda una industria y todo un nuevo sector", señala, y añade que, del mismo modo que internet "no murió" cuando estalló la burbuja del 2000, el bitcoin "tampoco morirá" tras su caída.
"Aquí la novedad de su caída está en la situación en Corea del Sur, que fue donde se legalizaron por primera vez las criptomonedas y donde más tarde se dieron cuenta de la locura que habían cometido. Se percataron de que eso podía convertirse en una amenaza para la economía del país (…) Ahora quieren prohibir ese mercado o ponerle restricciones", concluye.
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