La decisión -muy celebrada por las mujeres y por los jóvenes, que constituyen el 70 por ciento de la población del reino petrolero- sigue dejando en el aire algunas cuestiones prácticas. Según los expertos, las de más calado requerirán otra batería de reformas sociales en materia de subordinación de la mujer al hombre y de código de vestimenta.
Dada la tutela varonil que establece el sistema saudí, es preciso dilucidar si las mujeres necesitarán el permiso de sus tutores masculinos -el marido, el padre u otro pariente- para obtener el carné de conducir y comprarse un vehículo. Actualmente, las saudíes necesitan el permiso del varón para estudiar en el extranjero o para simplemente viajar.
La conducción de motos presenta también algunos interrogantes. Uno de ellos es el de la vestimenta, dada la obligación de que las saudíes porten en público la abaya, el manto que cubre todo el cuerpo pero deja al descubierto la cara, o el niqab, que deja solo al descubierto la línea de los ojos. El casco de la moto asemeja en cierto modo las limitaciones para la vista del niqab, pero en el caso de los coches los expertos disputan. Hace algunos meses la policía francesa multó a una musulmana en Nantes por conducir con niqab, alegando el peligro que representa la falta de visibilidad del velo.
Más dificultad práctica presenta la conducción de motos si se hace vistiendo abaya o niqab. La imaginación que llevó a la confección del «burkini», para que las islamistas más fervientes puedan ir a la playa o a la piscina en Occidente, podría conducir a algún diseño de «motokini» que ponga ruedas al proyecto de reforma saudí.ABC
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