El Diálogo Estratégico y Económico es el foro anual más importante de contacto entre los dos países, en el que los equipos de política exterior y economía de ambos gobiernos se reúnen para tratar de fijar las metas de su relación bilateral, establecer puntos de acuerdo y gestionar sus diferencias, aunque en sus ocho años de existencia sus progresos han sido modestos.
“China y Estados Unidos necesitan aumentar su confianza mutua”, afirmó el presidente chino, Xi JInping, en la ceremonia de inauguración del foro. “No hay ninguna razón para asustarse de que tengamos diferencias, la clave es no adoptar una actitud de enfrentamiento” sino una posición “pragmática y constructiva”.
Por su parte, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, insistió en la necesidad de una “solución diplomática” a las tensiones marítimas.
El lenguaje diplomático pasaba por encima de un intercambio mucho más áspero este fin de semana entre representantes de Defensa de los dos países en el Diálogo Shangri-La de Singapur, el principal foro anual de seguridad en Asia-Pacífico.
Pekín se atribuye la soberanía de casi la totalidad del mar del Sur de China, una zona por donde cada año pasan cerca de 5 billones de euros en intercambios comerciales. Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunéi también reclaman parte de esas aguas. China ha defendido su posición de manera cada vez más tajante y en los últimos dos años ha acelerado la construcción de islas artificiales en el área.
Manila, por su parte, ha llevado la disputa al Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya, que se espera que emita su sentencia en las próximas semanas. Los analistas opinan que la opinión de la Corte será favorable a Filipinas. Pekín ya ha anunciado que no reconoce la competencia del tribunal en este caso y no acatará su dictamen.
Aunque Washington se declara neutral en las disputas territoriales, insiste en la necesidad de defender la libertad de tránsito por esas aguas y ha llevado a cabo varias patrullas en áreas que China se atribuye, algo que ha suscitado las enérgicas protestas de Pekín.
Este fin de semana, el propio Kerry advertía contra la posibilidad de que China pueda declarar una zona de identificación de defensa aérea sobre las islas en disputa, como ya ha hecho en el mar del Este de China sobre las islas Diaoyu/Senkaku, que reclaman tanto Pekín como Tokio. La declaración de la zona requeriría que los vuelos comerciales que atravesaran ese espacio aéreo se identificasen ante las autoridades militares chinas antes de sobrevolarlo.
El secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter, ha acusado a China de estar “construyendo una Gran Muralla de autoaislamiento” con su política en esas aguas. Por su parte, el almirante Sun Jianguo, el jefe de la delegación china en el foro de defensa en Singapur, replicó que “algunos países mantienen una mentalidad y unos prejuicios propios de la guerra fría… pueden construir un muro en su mente y acabar aislándose ellos mismos”.
Además de las tensiones en el mar del Sur de China, ambos países abordan en las sesiones de su dialogo bilateral asuntos como el programa nuclear norcoreano, la ciberseguridad o el cambio climático, esta última quizá el área donde ambos países han logrado mayores avances en su colaboración.
Antes de comenzar las reuniones, el secretario del Tesoro de EE UU, Jack Lew, advirtió a China contra su exceso de capacidad de producción de acero. Washington y la Unión Europea culpan a China de inundar los mercados mundiales con su acero excesivamente barato, lo que ha agudizado la crisis en ese sector en el resto del mundo.
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