El artículo habla de la historia del país y de su rico patrimonio arquitectónico y gastronómico, y destaca que Azerbaiyán ha acogido recientemente un acontecimiento de escala mundial.
Presentamos el texto completo del artículo:
“Bakú, la capital de Azerbaiyán, se vistió de verde durante 11 días, desde el 11 al 22 de noviembre, en su papel de anfitriona de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 29, y con su patrimonio histórico, cultural y humano nos sumergió en la universalidad.
La ciudad se encuentra localizada a orillas del mar Caspio en una península que lleva por nombre Absheron, situada en el Cáucaso Meridional, haciendo frontera con tres pasados grandes imperios, el zarista ruso al norte, el Safavi al sur y el otomano al oeste, hoy Federación Rusa, Irán y Türkiye. Una rica historia que data de los aqueménidas, romanos, árabes, sasánidas, seléucidas y bizantinos, así como de los timurís y mongoles. Pocas ciudades en el mundo tienen una herencia más rica y variada.
El nombre Bakú significa vientos batientes en antiguo idioma persa. Bakú se encuentra a 28 metros bajo el nivel del mar, lo que la convierte en la capital nacional más baja del mundo y también en la ciudad más grande del mundo bajo el nivel del mar.
En los albores del S. XX la mitad de la producción de petróleo del mundo tenía origen en esta zona. Bakú se convirtió en la ciudad de mayor crecimiento del imperio ruso atrayendo a muchos europeos y de otras regiones de Asia Central y Cáucaso.
Con una rica herencia arquitectónica, esta ciudad portuaria presenta edificaciones de más de 1500 años de antigüedad y es un verdadero museo de dimensión impresionante, aunque su historia habitada sobrepasa los cuatro mil años.
Al caminar por sus calles por momentos crees estás en París o Moscú o Varsovia, y por qué no, en Viena, pero al levantar la vista surgen rascacielos como las torres flameantes y podrías pensar estás en Dubái… y si sigues explorando el horizonte, se levantan las mezquitas con sus minaretes, transportándote entonces a Samarcanda. Con mirada aguda encontrarás la huella profunda de los edificios de la época soviética, muy próximos a joyas del Art Nouveau.
Esta herencia no solamente está reflejada en sus edificaciones como el Palacio de los Shirvanshas que data del S.XV; la mezquita de Mahoma con sus mil años de historia; los múltiples hostales centenarios con su memoria de la antigua ruta de la seda; la estación Tiblisi de tren del siglo XIX con evidente estilo morisco; y en las iglesias como la de San Gregorio del siglo XIX; el bello edificio de la filarmónica estatal, su bella fuente y su inspirador parque de principios del siglo XX, entre cientos de edificaciones, deleite para los amantes de la arquitectura, donde cada edificio cuenta su historia.
Casi a orillas del mar Caspio surca los cielos de Bakú la imponente Torre de la Doncella, con unos 30 metros de altura, casi 17 metros de base y 9 siglos de existencia. Se cree que el sitio fue utilizado originalmente durante la era sasánida como un templo zoroástrico y algunos también sugieren fue un observatorio astronómico. Otros tienen historias románticas y trágicas. Quizás todas sean veraces.
El color de las piedras con las que están revestidos muchos de sus edificios, una caliza clara y densa, con reflejos de miel, se combina con el azul del mar para enriquecer aún más la visión del espectador que siempre se sorprenderá no importa donde pose su incrédula mirada.
Hoy, con motivo de la COP 29, la ciudad vibra con una población adicional de más de 70 mil visitantes provenientes de todos los rincones del planeta, su inmensa mayoría jóvenes, siendo la delegación dominicana una de las que precisamente destaca por la corta edad de la mayoría de sus integrantes, y también con la mayor representación porcentual de mujeres.
Tuvimos el privilegio de acompañar en varias sesiones de trabajo a la delegación dominicana, compuesta de destacados profesionales encabezados por el vicepresidente del Consejo Nacional para el Cambio Climático, Dr. Max Puig y por la Viceministra de Cambio Climático y Sostenibilidad del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ana Pimentel, y sus excelentes equipos de negociadores que de seguro traerán buenos frutos a nuestro país.
Con una joven vibrante población, esta ciudad de 2.6 millones de habitantes ofrece lo mejor de los mundos de ayer y de hoy. La fusión culinaria es un ejemplo de las influencias externas junto al toque local. Otro elemento agradable de descubrir es la actitud amable de su población para con los visitantes. Unos tres mil voluntarios prestos para ayudar y orientar, así como la propia población de la ciudad en todo lo concerniente a la COP29. Nos ha dejado gratamente sorprendidos el nivel de organización y compromiso mostrado por este país amigo en el desarrollo de esta cita de alcance mundial.
Esto resulta esperanzador en los tiempos que corren.”
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