Los viandantes tendrán vía libre además hasta Canalejas y Sevilla. El alcalde José Luis Martínez-Almeida (PP) culmina con esta actuación un camino emprendido sobre todo por Alberto Ruiz Gallardón (PP), artífice del cierre al tráfico de Arenal, Montera y la plaza de Callao, al que siguió el de Carretas en la etapa de Manuela Carmena.
Los coches dejarán de pasar por el tramo de la calle Mayor desde Esparteros -todo el ámbito de la plaza- y también se apagarán los motores en Alcalá hasta la plaza de Sevilla, y en la Carrera de San Jerónimo hasta Canalejas. Además, quedarán libres de humo las intrincadas perpendiculares del entorno: Espoz y Mina y la calle de la Victoria.
En total 5.546 metros cuadrados más dedicados al peatón, con los que el regidor madrileño quiere dar ejemplo de ejecución tras cumplir año de mandato.
“Este es un gobierno que actúa, que toma decisiones, que entiende la sostenibilidad como un compromiso, no solo como una pancarta", afirmó Martínez-Almeida el pasado 10 de julio, cuando anunció que adelantaba la peatonalización de Sol.
El responsable de Medio Ambiente y Movilidad, el concejal del PP Borja Carabante, destaca en declaraciones a Efe que la de Sol será “la primera de las 21 peatonalizaciones” que acometerán en cada uno de los distritos como parte de Madrid 360, su estrategia “para luchar contra la contaminación”.
Como ya hiciese su antecesora con la ampliación de aceras de Gran Vía, el alcalde anticipa el espacio peatonal sin esperar a las obras que rematarán el nuevo aspecto de la plaza y que se demorarán dos años.
Los trabajos empezarán el año que viene y finalizarán en 2022. Madrid ha rescatado para ello un proyecto minimalista elegido en 2014 por la exregidora Ana Botella (PP), que bajo la premisa de “menos es más' orillará los actuales obstáculos para crear un “ágora”. Se trata del diseño “El Sol del Membrillo”, de los arquitectos Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez.
En el arco norte habrá bancos de piedra que determinarán el área comercial y se ubicarán los monumentos de la Mariblanca y del Oso y el Madroño. En los extremos unos pabellones contendrán los kioscos, ascensores y salidas de metro y la estatua de Carlos III estará en el eje lineal este-oeste y se girará. En el proyecto de 2014 también se sustituyen las fuentes, fundidas en una estructura rectangular.
Hasta que empiecen las obras, Sol mantendrá su aspecto actual. La peatonalización se lleva a cabo sin vallas, para permitir el carga y descarga, y haciendo uso de controles de tráfico y señales verticales que se han empezado a instalar ya, con postes tapados a la espera del jueves.
Este punto histórico, testigo de la declaración de la II República, escenario de masivas manifestaciones y despedidas de año ha mudado de piel múltiples veces desde que en la década de 1850 se abrió en forma de plaza entre las callejuelas del casco histórico de la ciudad, en cuyo callejero figuraba ya en el siglo XVII.
Su última reconversión fue en 2009, cuando finalizó la instalación del Cercanías por parte del Ministerio de Fomento, con la simbólica entrada de la ‘ballena’ o el ‘iglú’ como se conoce popularmente.
Antes, se había librado de los coches que la atravesaban por Arenal y Montera, dos cales peatonalizadas en 2006, lo que redujo el tráfico al de la calle Mayor, incluida en un área de prioridad residencial desde 2015.
Lejos quedan los tiempos en los que Sol era una atestada plaza repleta de tranvías -la última línea se suprimió en 1949 según reza la prensa de la época- y trolebuses. En los cincuenta, todo era tráfico rodado salvo dos fuentes ajardinadas en el centro y fue a finales de 1986 cuando los peatones iniciaron su reconquista, que ahora será definitiva.
Almeida inicia en el centro de la capital la transformación urbana de su mandato, siguiendo el paso de sus antecesores. Queda la incertidumbre de si ésta será la última transformación del Kilómetro Cero o si alguna vez llegarán los árboles a la Puerta del Sol.EFE
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