Las sentencias fueron dictadas en dos macrojuicios diferentes. En el primero, 51 personas fueron condenadas a dos años de cárcel, y en el segundo, 101 recibieron una pena aún más elevada, de cinco años. Estas últimas, no solo fueron acusadas de participar en una manifestación ilegal, que conlleva una pena máxima de tres años de prisión, sino de “ integrarse en un grupo terrorista y perturbar el orden público y la seguridad”, según informó el diario oficialista Al Ahram. Además, 79 de ellos también deberán pagar una multa de 100.000 libras egipcias (unos 10.000 euros), una cifra considerable en un país donde el salario mínimo mensual es de 120 euros.
No está claro de que “grupo terrorista” formarían parte los acusados, pues la protesta fue convocada por una página anónima de Facebook. Durante los últimos tres años, la justicia egipcia ha colocado la etiqueta de “terroristas” a grupos muy diversos, como los Hermanos Musulmanes, el movimiento islamista al que pertenecía Mohamed Morsi, el presidente derrocado por al Sisi en un golpe de Estado el 2013. Asimismo, las autoridades también consideran “terroristas” el movimiento juvenil 6 de Abril, que desempeñó un papel importante en la Revolución de 2011, e incluso los “ultras”, los grupos de aficionados fanáticos de los clubes de fútbol egipcios.
Las concentraciones de protesta del pasado 25 de abril fueron el desafío más importante de los últimos años al régimen egipcio, pues en ellas participaron varios miles de personas. El movimiento refleja la indignación que ha suscitado el acuerdo firmado entre el presidente egipcio y el rey de Arabia Saudita por el que las islas de Tirán y Sanafir, ocupadas por Egipto desde hace décadas, pasarán a soberania saudita. La oposición considera que las islas forman parte del territorio egipcio y su entrega representa una contrapartida a la multimillonaria asistencia que ha recibido al Sisi por parte de la monarquía saudí, todo un agravio para el orgullo nacional.
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