Alemania disuelve una unidad de élite de su ejército en la que germinaba terrorismo de extrema derecha

  01 Julio 2020    Leído: 687
Alemania disuelve una unidad de élite de su ejército en la que germinaba terrorismo de extrema derecha

La actual ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, ha decidido poner fin al asunto y ha tomado una decisión tan drástica como ejemplarizante.

Antes de marcharse a Bruselas a presidir la Comisión Europea, la exministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen, reconoció que la presencia de ultraderechistas en el Ejército alemán es mayor de lo que se sospechaba y advirtió que se dejaba un trabajo de limpieza a medio hacer: 280 investigaciones abiertas y el desmantelamiento de una red de extrema derecha infiltrada en la Bundeswehr que planeaba incluso atentar contra varios políticos. La actual ministra, Annegret Kramp-Karrenbauer, ha decidido poner fin al asunto y ha tomado una decisión tan drástica como ejemplarizante: disolver la unidad de élite, la KSK. «No puede continuar bajo su forma actual», dijo ayer, «tiene que ser modificada en su estructura y en su composición e integrarse mejor en la Bundeswehr».

El informe del Ministerio de Defensa presentado ante el parlamento alemán, con el que justifica la medida, recoge como último incidente la detención en mayo de uno de los miembros de la KSK, que había ocultado explosivos, armas y municiones sustraidos al Ejército en el jardín de su casa y se hallaba en posesión de parafernalia nazi. Este cuerpo de las fuerzas especiales es acusado en el informe de haberse separado demasiado del Ejército, lo que ha favorecido la emergencia de «dirigentes tóxicos» y la difusión de «ideas extremistas». Con carácter de inmediatez, la segunda compañía de la KSK, donde parecía concentrarse la raíz del problema, será disuelta sin ser reemplazada. La unidad de élite sólo conservará a partir de ahora tres compañías y no participará en ejercicios ni misiones internacionales hasta que no sea consumada su renovación.

El Ejército alemán emplea a cerca de 180.000 personas y es evidente que se trata de casos aislados, pero «sólo un caso ya es demasiado», como ha declarado el portavoz adjunto del Ministerio de Defensa, Boris Nannt. Además los mandos habían permitido que a sus espaldas se fraguasen planes tan abyectos como el destapado por la Fiscalía General alemana en 2017, cuando presentó pruebas del rebuscado intento de creación de un grupo terrorista en el seno del Ejército.

La confabulación se remontaba a 2015, cuando la masiva llegada de refugiados desbordaba a las autoridades alemanas y el soldado Franco A. se presentó en un centro de acogida de Baviera y se registró falsamente como un solicitante de asilo sirio. Con unas pocas palabras en árabe y otras pocas en francés fingió estar en peligro y se hizo con una identidad falsa, incluso consiguió ayuda social de 400 euros al mes y el alquiler de un apartamento a cargo del Estado con el objetivo de cometer atentados y que las pruebas llevasen a un refugiado como culpable, permitiendo así azuzar los sentimientos xenófobos. En la lista de sus objetivos mortales, una lista manuscrita con la inconfundible caligrafía de otro soldado, Maximilian T., figuraban el ex presidente alemán Joachim Gauck y el ministro de Justicia, hoy de Exteriores Heiko Maas. «Ni la violencia por su cuenta ni el extremismo de derecha tienen nada que hacer en la Bundeswehr», ha dicho ahora la ministra Kramp-Karrenbauer, «quien nombra los agravios ayuda a remediarlos. Quien calla es cómplice y parte del problema». En octubre volverá a revisarse la situación interna de las compañías restantes de la unidad. Si los miembros de la KSK «no han escuchado esta primera salva de avisos, entonces abordaremos una reorganización» más amplia, ha sido su advertencia.

Creada en 1996, bajo el modelo del Special Air Service (SAS) británico, la unidad de operaciones secretas está formada por unos 1.400 soldados, entre miembros de operaciones y apoyo logístico. Entre sus misiones figuran repatriar a los alemanes de zonas de guerra o en crisis, trabajos de inteligencia o entrenar a fuerzas aliadas. Un depósito de armas y municiones descubierto en mayo en el jardín de uno de los miembros de este cuerpo de élite, la reciente desaparición de 48.000 cartuchos y 62 kilos de explosivos de los almacenes de la KSK y la carta de preocupación de un oficial a la ministra de Defensa hacen pensar que lo descubierto hasta ahora no eran casos aislados y ha servido de detonante de la disolución. «La gran mayoría de los soldados del ejército alemán son firmemente fieles a la Constitución alemana y el KSK sigue disponible en su tarea de salvar vidas», ha defendido la ministra al conjunto de la institución, «pero debo eliminar sin contemplaciones a los extremistas violentos de derecha y seguiremos tomando las medidas necesarias hasta haberlo logrado por completo».

abc


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