Resulta tranquilizadora la naturalidad con que los ministros de Finanzas de Francia y Alemania volvieron a encontrarse este lunes personalmente en Berlín, como en los viejos tiempos. No solo por suponer un claro signo de que el peligro de contagio pasa a segunda fila de prioridades, sino también porque su alto grado de entendimiento, casi se diría complicidad, es siempre síntoma de avances para la UE.
Tras una primera deliberación de los jefes de Gobierno sobre el Fondo de Reconstrucción, Francia y Alemania aunaban ayer posturas y su primera conclusión fue que los 750.000 millones de euros deben repartirse y pagarse a sus beneficiarios entre 2020 y 2022, no entre 2020 y 2024, como habían pedido otros países. Para esa fecha, entre 2022 y 2023, el ministro alemán Olaf Scholz cuenta con haber regresado ya a políticas de reducción de la deuda. «En 2023 podremos revertir la suspensión del freno de la deuda», anunció, en referencia a la prohibición en la Ley Fundamental alemana de todo incremento de la deuda pública superior al 0,35% del PIB nominal de ese año y que se ha puesto en cuarentena para permitir inyecciones de capital por encima de ese límite.
Ambos se mostraron muy confiados en que la negociación sobre el Fondo de Reconstrucción no les llevará «demasiado tiempo» y que pronto encontrarán una solución, dijo Scholz. Debería haberse «decidido hace mucho tiempo», insistió, esto hace que las cosas «no sean más complicadas, sino más fáciles». Bruno Le Maire elogió por su parte la propuesta franco-alemana, que considera un «hito muy positivo en la historia de la UE y prueba de eficiencia y solidaridad». «Necesitamos el dinero ahora», apresuró, confiando en poder llegar a un acuerdo antes de las vacaciones de verano.
Impuesto digital
Le Maire defendió también una postura coordinada de la UE frente a Washington respecto a un impuesto digital. «EE.UU. tendría que explicar por qué es el único país de la OCDE en contra de este impuesto», dijo, «pero sería bueno que nosotros, como UE, tuviéramos una posición común antes de dar una respuesta final». «Los ganadores de la crisis sanitaria son solo las compañías digitales», siguió, «precisamente compañías que eluden pagar impuestos en nuestro territorio». «Esto no es justo», reconoció, pero priorizando no actuar cada uno por su cuenta. «Intentamos asegurar un marco fiscal internacional justo», añadió el alemán Scholz, «y respecto a las empresas digitales haremos todo lo posible para lograr una solución este mismo año».
Scholz también llamó a avanzar en el proyecto europeo, reivindicando que el Fondo de Reconstrucción «no es suficiente» y que «es necesario dar más pasos políticos de significado, en el ámbito de la Unión Bancaria, de la Unión de Seguridad y del ESM (Mecanismo de Estabilidad Europeo)».
Aquí Scholz estaba ya presentando programa. Esta última legislatura de la gran coalición alemana se dirige a su tramo final, el Partido Socialdemócrata no tiene aún candidato electoral y precisamente este lunes su presidente, Norbert Walter-Borjans, dijo en voz alta que Scholz «es un candidato para tomar seriamente en cuenta», palabras que sirvieron de pistoletazo de salida. Incluso La Maire se regodeó en los halagos a Scholz, alabando su gestión de la crisis por la pandemia y sus movimientos «históricos» en Bruselas.
abc
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