A medida que Brasil se acerca a los 43.000 fallecidos por coronavirus, las autoridades de la metrópolis más grande del país sudamericano han presentado un plan poco ortodoxo para hacer espacio en sus cementerios para las víctimas de la pandemia, desenterrando los huesos de personas sepultadas en el pasado, informa AP.
El servicio funerario municipal de Sao Paulo señaló el viernes en un comunicado que los restos de las personas que murieron hace al menos tres años serán exhumados y colocados en bolsas numeradas, luego almacenadas temporalmente en 12 contenedores que han sido adquiridos para este propósito.
Está previsto que los grandes contenedores metálicos sean entregados a varios cementerios de la urbe en los próximos 15 días. Los restos almacenados en los contenedores eventualmente serán trasladados a un osario público. El superintendente de la oficina funeraria de la ciudad, Thiago Dias da Silva, comentó que los contenedores se han usado en ocasiones anteriores y que son más prácticos y asequibles que construir nuevos osarios.
La ciudad de Sao Paulo es uno de los puntos críticos de la pandemia en la nación más afectada de América Latina, con 5.480 muertes registradas hasta el jueves. Algunos expertos en salud han mostrado su preocupación por una nueva oleada de contagios después de que el alcalde Bruno Covas autorizara una reapertura parcial del comercio esta semana. Una decisión que ha causado aglomeraciones en centros comerciales y el transporte público.
Una situación "preocupante"
El jefe del programa de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Ryan, alertó este viernes que la situación en Brasil sigue siendo "preocupante", aunque reconoció que las tasas de ocupación en unidades de cuidados intensivos se encuentran por debajo del 80 % en la mayoría del país.
Asimismo, expertos sostienen que el pico de la pandemia en Brasil llegará posiblemente en agosto, habiéndose expandido desde las grandes ciudades, donde apareció por primera vez, hacia el interior de la nación.
Los sepultureros que prestan servicios en los camposantos de Sao Paulo también han mostrado su preocupación. Adenilson Costa, quien trabaja en el cementerio más grande de la ciudad, conocido como Vila Formosa, aseguró que su tarea se ha vuelto más ardua durante la pandemia. "Esto no ha terminado, ahora es el momento preocupante y todavía hay gente afuera", señaló Costa haciendo referencia a la reapertura de negocios.
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