Así es uno de los monasterios más influyentes del Reino de Castilla

  08 Junio 2020    Leído: 501
Así es uno de los monasterios más influyentes del Reino de Castilla

Visita al monasterio benedictino de San Salvador, en Oña (Burgos), que fue durante mucho tiempo el centro religioso y económico de Castilla.

Realmente la población de Oña (Burgos), a 61 km. de la capital de la provincia, forma parte de la comarca de la Bureba, pero en muchos libros y folletos se la incluye en la Ruta de las Merindades, por su proximidad a ésta.

Fundada en el 1011, su poder llegó a ser tan grande que llegó a tener 300 templos y 200 aldeas y villas, llegando a ostentar el título de «Muy leal y valerosa villa de Oña».

Erigido como panteón, el monasterio benedictino de San Salvador fue uno de los más influyentes del Reino de Castilla entre los siglos XI y XIII. Hoy es el tercer monumento más importante de la provincia de Burgos, aunque también es uno de los menos visitados.

Lo que primero destaca es su gran tamaño, casi como una catedral, para un pueblo relativamente pequeño en la actualidad, unos mil habitantes, fundado por el poderoso infante Sancho García, fue durante mucho tiempo el centro religioso y económico de Castilla. La primera impresión es su fachada, a la que se llega por una larga escalinata, mezcla de estilos románico, mudéjar, gótico, barroco, renacentista, herreriano...

La iglesia abacial también impresiona por sus dimensiones, 83 metros de largo, 20 de ancho y 18 de alto. Destacan sus cuatro retablos dedicados a San Froillán, Santa Gertrudis, Santa Tigridia y San Benito.

En unos trabajos de restauración llevados a cabo en los años 70, se descubrieron debajo de una retablo y una capa de estuco, unos interesantísimos frescos del siglo XIV que narran en dos filas la vida de Santa María Egipciaca, desde su época de prostituta hasta su muerte como eremita convertida al cristianismo.

En el centro, junto al acceso a la torre, destaca un gran órgano barroco de 1786 con más de 1.100 tubos.

Y llegamos a la Capilla Mayor presidida por un gran retablo barroco en el que sobresale la capilla de San Íñigo en la que descansan los restos del santo abad, uno de los cuatro patrones de la localidad.

Con todo, uno de los mayores atractivos del monasterio son los ocho ataúdes y baldaquinos del Panteón Real y Condal. Obra única del arte funerario europeo en madera tallada en estilo gótico mudéjar por los monjes de la abadía. Aquí se encuentran los restos de dos Condes de Castilla, don Sancho García y su hijo García Sánchez; así como el rey de Castilla don Sancho II el Fuerte, el rey de Navarra don Sancho el Mayor y su mujer la reina doña Mayor. También los infantes Alfonso y Enrique, hijos de Sancho IV el Bravo; don García, hijo de Alfonso VII el Emperador y doña Urraca, esposa del fundador de la abadía. La iglesia del Monasterio de San Salvador se convertiría así en el primer Panteón Real de Castilla.

En la sacristía, a la que se accede desde el altar mayor por una puerta lateral, se guardan una serie de piezas artísticas que lo convierten en un auténtico museo. Además de obras religiosas, objetos que pertenecieron a los nobles enterrados en el monasterio, como las mortajas del conde Sancho García tejidas en seda, lino e hilo de oro en época califal entre los años 929 y 939 y la del infante don García de Castilla elaborada en Almería en el primer tercio del siglo XII.

Sin especial valor artístico, pero muy curiosa, está una talla de San Vitores de pie, sosteniendo en sus manos su cabeza cortada. Vitores, otro de los patrones de Oña, fue un ermitaño de gran oratoria y poder de persuasión para las conversiones al que decapitaron los musulmanes. Nada más caer al suelo, el religioso recogió su cabeza, la puso junto a su pecho y con ella en la mano siguió predicando y convirtiendo al cristianismo.

Algunas importantes obras artísticas han sido sacadas al claustro construido románico, como el sepulcro del obispo Pedro González Manso (1534), obra de Felipe Bigarny. Lo que nos ha llegado hasta hoy de este claustro es una gran reforma gótico flamígera de Simón de Colonia del siglo XV.

Cada mes de agosto, la Iglesia Abacial es el magno escenario del Cronicón de Oña, teatralización protagonizada por los onienses de la historia de su villa y los acontecimientos que dieron origen al Reino de Castilla. Este año, por motivos obvios, se reducirá a una exposición de retratos instalados por las calles de la villa y otras actividades que tendrán lugar del 12 al 16 de agosto.

abc


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