Así serán las casas del futuro tras la Covid-19

  06 Junio 2020    Leído: 1174
Así serán las casas del futuro tras la Covid-19

La comunidad del diseño se reinventa tras certificar que el actual modelo de vivienda no funciona ante una pandemia. Propone flexibilizar los espacios y edificios 'inteligentes' capaces de repeler virus.

Que en un edificio no se pudiera limpiar con lejía por la pérdida de su eficiencia ante un virus, que un salón tuviera tabiques móviles o que los muebles de la cocina se pudieran cubrir con un panel hasta el suelo para convertirlo en el fondo de una videoconferencia resultaba ciencia ficción antes de la llegada del coronavirus. Sin embargo, la pandemia ha dado un giro al mundo del diseño tras revelar que la mayoría de viviendas no están preparadas para un encierro total que incluye compaginar teletrabajo, hijos y vida dentro de un espacio que nunca se pensó para tal combinación. Ni por metros ni por cultura.

Arquitectos, constructores, organizadores y profesionales en certificar la salud de las construcciones ya transitan por el camino del cambio y de la reinvención. La demanda del cliente ha variado, reconocen. «Sus criterios y exigencias van a ser otras después de esto». Y todos ellos han entendido la necesidad de recalcular el modelo. Sobre este planteamiento bulle un nuevo concepto de casas multifuncionales preparadas para otra situación de este tipo en la que los espacios se puedan readaptar y sus materiales estén preparados para repeler agresiones externas y proteger a sus inquilinos.

Los arquitectos Ricardo Casal, Carlos Paternina y la organizadora profesional que además se está especializando en vigilar la calidad del agua, el aire y los materiales de las estructuras, Ana Samper, sobrevuelan sobre cuatro conceptos: que las futuras casas sean espacios más versátiles, abiertos, flexibles y saludables. Son la vanguardia de un tendencia que, parece, llega para quedarse.

Las nuevas líneas de trabajo para mejorar la habitabilidad de las casas no implican que se encarezcan, lo que significa realmente que todo se replantea. Casal, Paternina y Samper tienen diagnosticados los errores. «A los balcones no se les ha dado importancia. Es más, siempre se han utilizado para ganarle metros a la vivienda y ahora, con esta situación, se han revelado como la parte pública de la vivienda, el lugar en el que relacionarnos con los demás. Las terrazas son un alivio de la casa», razona Casal.

«La pandemia nos ha obligado a pasar más tiempo en casa a una sociedad acostumbrada a pasar mucho tiempo fuera de ella y a usarla como si fuera un hotel. Ahora hemos abierto los ojos», añade. «Las distribuciones estáticas ya no sirven. Ahora hay que pensar que el salón puede ser una zona de juegos para los niños, un espacio donde tirarle la pelota al perro o una zona de trabajo». Para ello propone paneles, tabiques móviles o puertas correderas.

«Realmente el cliente será quién elija pero ya estamos viendo que el chip está cambiando y que la cocina, por ejemplo, puede convertirse en una oficina sólo con bajar un panel desde el techo hasta el suelo y tapar los muebles, los fuegos y la encimera», explica Paternina. El arquitecto abunda en la «versatilidad» de las viviendas y pone el acento en la importancia de la eficiencia energética. «La pandemia ha conllevado un aumento considerable de luz y agua. La aerotermia, por ejemplo, acabaría con esto porque puedes tener conectada la bomba del aire acondicionado y la energía que genera sirve para calentar el agua de manera gratuita». Paternina indica que esto no supone tener una vivienda cara. «Un buen aislamiento no vale dinero pero en muchas macrourbanizaciones se ha obviado este tipo de cuestiones. Habría que preguntar a las promotoras qué porcentaje de beneficios estarían dispuestas a dejar de ingresar».

«Nosotros planteamos una arquitectura de vanguardia y de futuro donde haya buenas orientaciones, diversidad y que más que espacios bonitos éstos puedan servir para muchas cosas al mismo tiempo».

La especialización de Samper en Certificación Well -una herramienta recién homologada en España basada en la medición de parámetros medioambientales como la calidad del aire, del agua o de la luz- pude sonar todavía a chino pero se está abriendo paso en España, aunque aún de manera incipiente. Su trabajo consistirá en el bienestar de las personas dentro de las casas y de los edificios. «No sólo se verifica cuando se construye sino que se mantiene con el paso del tiempo y a los tres años caduca, por lo que hay que hacer una nueva revisión a fondo». «El objetivo es que esté libre de tóxicos», insiste.

Y esto, ¿cómo se traduce en la práctica? «Pues en la importancia de los materiales, en que haya superficies que químicamente no absorban, que sean capaces de rechazar cualquier tipo de virus, en vigilar que no se limpie con cualquier producto para que los materiales no pierdan su eficacia». «A parir de ahora vamos a medir la calidad de nuestro bienestar y prestarle atención. Hablamos de algo más que higiene o limpieza. Hablamos de una sostenibilidad que afecta a la salud.

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