Este 9 de mayo, Israel realizó un ataque cibernético que interrumpió operaciones en en el estratégico puerto iraní de Shahid Rajaee, en el estrecho de Ormuz. La autoría israelí del ciberataque, que tuvo un alcance limitado y no causó daños sustanciales o duraderos, fue reportada inicialmente por The Washington Post.
La acción fue una respuesta directa de Tel Aviv a un fallido ciberataque iraní contra una instalación de agua israelí a finales de abril, según expertos familiarizados con el asunto, citados por The New York Times. No hubo daños persistentes en el suministro de agua, reportó el diario israelí Haaretz, pero el ataque sí alarmó a los expertos en seguridad nacional y cibernéticos del país, ante la vulnerabilidad de la infraestructura crítica.
La Dirección Nacional de Cibernética de Israel y las agencias de inteligencia del país fueron informadas del hecho. Posteriormente, funcionarios locales detectaron que el 'malware' provenía de una de las ciberunidades del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Así, según los altos cargos de inteligencia citados por The New York Times, el ataque israelí al puerto iraní tenía la intención delanzar una advertencia de que las incursiones contra la infraestructura civil de Israel no quedarán sin respuesta.
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