Se cancela en Islandia la caza de ballenas por segundo año consecutivo

  30 Abril 2020    Leído: 470
Se cancela en Islandia la caza de ballenas por segundo año consecutivo

Según el gerente de la única compañía del sector, las condiciones económicas en el mercado impiden continuar esta actividad.

Hvalur hf., la única compañía de Islandia que practica la caza de ballenas, canceló su actividad para este verano por razones económicas, informan medios locales. Y como la caza de ballenas solo es autorizada durante los meses veraniegos, la decisión de la empresa significa que por segundo año consecutivo no se capturará en Islandia ninguno de estos animales.

La compañía exporta su producción a Japón y no puede superar la competencia con las empresas que en ese país son subvencionadas por el Gobierno, comentó a los periodistas el gerente de Hvalur hf., Kristján Loftsson. Además, las normas sanitariaspara la carne de ballenas importada son más estrictas que las aplicadas para el control de la producción que proviene de compañías japonesas.

Por otro lado, los empleados tienen que trabajar muy cerca unos de otros durante el procesamiento de esas carnes, lo que sería imposible mientras perdure el distanciamiento social por la pandemia de la covid-19, según dice Loftsson. Al contagiarse uno de los empleados, todos tendrían que aislarse.


Sin embargo, el empresario comentó que se llevan a cabo nuevos estudios que permitirían usar la carne de ballenas para elaborar productos dietéticos ricos en hierro. Estos productos podrían ser utilizados en el tratamiento de los pacientes con anemia, mientras los huesos y la grasa de esos animales posiblemente servirían como materia prima para la gelatina de uso médico o alimentario.

La cuota legal para este año permite la caza de dos especies y en cantidades limitadas: 200 ejemplares de ballenas de aleta y 200 de ballenas minke común. En 2018, con la misma cuota, los negocios cazaron 146 ballenas del primer tipo y dos del segundo. En aquel momento, el gerente de otra compañía de la industria comentó a los medios que la expansión de los santuarios para ballenas aumentó los costes de la actividad e hizo su negocio poco rentable.


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