El coronavirus ha obscurecido políticamente a Matteo Salvini. Una encuesta Ipsos indica que la Liga tiene el 25,4% de consenso, 4 puntos por encima de la segunda fuerza política, el Partido Democrático. En marzo su consenso era superior al 31 %. La gestión de la epidemia en Lombardía, cuyo presidente Attilio Fontana, es de la cuerda de Salvini y sigue sus orientaciones, ha sido un completo desastre. Con 10 millones de habitantes, la región más rica de Italia, con la mejor estructura sanitaria, es la que cuenta con el mayor número de muertos por el coronavirus: Más de 13.000, la mitad de todo el país.
Durante la emergencia sanitaria, el exministro del Interior un día decía una cosa y al siguiente la contraría. Así, el 13 de marzo pedía con urgencia el «cierre de fronteras y del espacio de Schengen». Un mes después solicitaba que se reabriera la Lombardía, frente a la oposición de los técnicos y expertos, que incluso hoy dudan de que se deban reanudar las actividades productivas el próximo 4 de mayo, como tiene previsto decretar el Gobierno para todo el país. La confusión de Matteo Salvini ha sido total durante la pandemia. Se explica así que el exministro del Interior haya perdido, en el plano personal, una decena de puntos en las encuestas en pocos meses.
El «salvinismo» no levanta cabeza desde finales de agosto del pasado año, cuando pretendía hacerse con todo el poder y provocó una crisis política que se cerró con un rotundo fracaso personal. Con los italianos encerrados en sus casas a causa de la cuarentena decretada por el gobierno, ni campañas electorales en marcha, Matteo Salvini se ha apagado, a pesar de que detrás tiene a la «bestia», una impresionante maquina de propaganda con expertos digitales para cubrirle la vida pública y privada con infinidad de mensajes en las redes sociales.
Se acabó el recreo
El que fue brazo derecho de Salvini en el gobierno, Giacarlo Giorgetti, un líder apreciado por las clases medias y pequeños empresarios del norte de Italia que votan a la Liga, dice en estos días en que parece imparable la caída en las encuestas: «Antes o después sonará la campanilla para dar la señal de que el recreo ha terminado para todos». Esa campana es la emergencia sanitaria, económica y social, la inquietud de los empresarios, el drama de los trabajadores, la reconstrucción del país… Pero con el Covid-19, un político como Salvini, que casi exclusivamente emplea eslóganes para exponer sus argumentos, se ha quedado sin un discurso apropiado para las urgencias del momento.
No es de extrañar que muchos seguidores de la Liga pongan hoy su mirada en el presidente del Véneto, Luca Zaia, que está demostrando gran pragmatismo. Con la ayuda del que es hoy uno de los mejores virólogos de Italia, Andrea Crisanti, profesor de Epidemiología y Virología en la universidad de Padua, Zaia ha salvado el Véneto. Muchos ven en Luca Zaia el líder natural de la Liga, si la pandemia termina por dar la puntilla política a Salvini. Por el momento, el líder de la Liga en solo un mes ha perdido 8 puntos de consenso popular, obteniendo 31 puntos, a gran distancia del primer ministro, Giuseppe Conte (66), cinco puntos más con respecto al mes de marzo. Mientras, la popularidad del gobierno se mantiene alta (58).
La encuesta de Ipsos, publicada por el «Corriere», indica que a la opinión publica no le agradan las polémicas políticas en tiempo de una tragedia como la del coronavirus. Hoy prevalece el deseo de que no se creen obstáculos al gobierno, para conseguir cuanto antes la salida de la emergencia sanitaria. Pero, como apunta el análisis de la encuesta, «la crisis económica podría archivar rápidamente la estación de la concordia y del sentido de la responsabilidad, haciendo prevalecer los particularismos».
abc
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