Según informó la alcaldía en un comunicado, se abrirán "cerca de 13.000 sepulturas en los cementerios de la ciudad", repartidos de la siguiente forma: 8.000 plazas en Vila Formosa, 2.000 en Vila Cachoeirinha y 3.000 en el cementerio de San Luis.
Además, ya se contrató a 220 sepultureros extra y se contratará a 200 profesionales más para el periodo nocturno en caso de que lleguen a hacerse más de 400 entierros al día.
Las autoridades municipales también presentaron algunas medidas de seguridad, como la suspensión de velorios para víctimas de COVID-19 en toda la ciudad a partir de este sábado.
El alcalde de la ciudad, Bruno Covas, aseguró en rueda de prensa que el entierro de los muertos por COVID-19 es un "desafío" y confió en no llegar a la situación que se vivió en Nueva York o en la ecuatoriana Guayaquil y las dificultades para enterrar los cadáveres.
"Lo peor aún está por llegar", advirtió.
San Paulo es el estado brasileño más afectado por la pandemia del SARS-Cov-2, con 1.345 fallecidos y 16.740 personas contagiadas, según los datos oficiales más recientes, divulgados por el ministerio de Salud.
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