A comienzos de año –y con un juicio político de por medio-, las encuestas indicaban que Donald Trump era el favorito para ganar nuevamente la presidencia de Estados Unidos y los republicanos estaban cómodos para mantener la mayoría en el Senado. Pero llegó el coronavirus y todo cambió. Hoy, a prácticamente seis meses de las elecciones, nadie está seguro de nada.
En Estados Unidos se repite como un mantra en política que el poder real lo tienen las 100 personas que integran la cámara alta del congreso. Quizás por eso casi más importante que mantener la Casa Blanca es mantener el control del Senado. Al día de hoy, la mayoría republicana es de 53 a 47, y el 3 de noviembre hay 33 bancas en juego. Las encuestas indican que pudieran mantener esa diferencia, pero la recaudación de fondos indica que la situación será cuanto menos complicada para el partido del elefante azul y rojo.
Los contendientes demócratas para las contiendas senatoriales de Arizona, Colorado, Kentucky, Maine, Montana, Carolina del Norte y Carolina del Sur han recaudado considerablemente más dinero que los republicanos que están buscando ser reelectos en sus bancas en esos estados. En tiempos de COVID-19 donde hasta a los candidatos presidenciales se les hace difícil recaudar fondos, el comité de campaña senatorial demócrata tuvo su mejor cuarto de año hasta el momento recaudando 28 millones de dólares. Si se considera sólo marzo (la última recaudación dada a conocer hoy), el comité demócrata superó al republicano recaudando 11 millones de dólares contra 9.1 millones. Claro que esto sólo marca una tendencia y no quiere decir que la batalla financiera esté ganada. En meses anteriores la recaudación republicana había sido record, con un total en el último trimestre de 2019 de 30.3 millones de dólares.
A las cifras de recaudación de los comités de partido se suman las recaudaciones individuales. El caso más llamativo es el de Kentucky donde la ex piloto de los Marines, Amy McGrath, reportó haber recaudado en los primeros tres meses del año 12.8 millones de dólares para enfrentarse en las urnas al líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConell, que va por su sexta reelección.
Claro que si algo se aprendió de la primaria demócrata para la presidencia es que el dinero no hace necesariamente ganar una elección (lección clara tras la estrepitosa caída de Michael Bloomberg), pero puede ser un indicativo de cómo están los ánimos.
La de noviembre sin dudas será una elección inusual. Debido al coronavirus la campaña se ha visto modificada al punto de que ha quedado prácticamente paralizada. No habrá convenciones como las que se acostumbra tener y por el momento nada indica que en el corto plazo veremos a los candidatos (presidenciales y al senado) organizar eventos en vivo.
Seis meses en política puede ser una vida, pero al día de hoy, el público estadounidense está tan involucrado en el tema del coronavirus que una abrumadora mayoría apoya la idea de que las elecciones por primera vez se lleven a cabo por correo. Según una nueva encuesta realizada por la Universidad de Harvard y la consultora Harris Insights and Analytics, el 70% de los estadounidenses quiere que en noviembre se elimine la votación en persona. Varios demócratas y republicanos se han opuesto a la idea de una votación enteramente por correo. El propio presidente Donald Trump aseguró que eso sería la fórmula perfecta para que alguien se robe las elecciones. Está claro que cambiar el sistema electoral sería muy complejo ya que en varios estados implicaría tener que modificar sus leyes. Pero en estos tiempos en los que todo ha cambiado, quizás la modalidad de voto cambie también.
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