Boinas de contaminación disipadas, caídas históricas de las emisiones de gases de efecto invernadero, ciudades en las que se oye trinar a las aves... El confinamiento ha llevado a una mejora inédita de los indicadores medioambientales. Pero es solo un espejismo, temen muchos analistas. Lo que vendrá cuando la cuarentena termine puede ser aún peor que antes. Las industrias más contaminantes ―las vinculadas a los combustibles fósiles— están presionando a los Gobiernos para que rebajen o, incluso, suspendan políticas climáticas y controles medioambientales. En EE UU han encontrado en Donald Trump al oyente más receptivo y ya se han anulado controles federales; y China ha dejado entrever también que está dispuesta a suavizar sus políticas ambientales.
Europa no está libre de esas presiones y hay países, como República Checa y Polonia, que defienden que se suspendan las políticas climáticas. Pero en la última semana ha ganado mucho peso en la UE la vía opuesta, la de una reconstrucción verde para salir de la crisis económica causada por la covid-19. La Comisión y el Parlamento europeos han ratificado que la digitalización y el Pacto Verde —la ruta que se había marcado Bruselas para erradicar los gases de efecto invernadero— deben estar en el centro del plan de recuperación que se prepara.
El Eurogrupo cerró hace unos días un paquete de más de medio billón de euros para parar el primer golpe y abrir vías de financiación para Gobiernos, empresas y trabajadores. Pero ahora se debe diseñar el plan de recuperación de la UE y los Veintisiete empezarán a debatir los pilares de ese programa esta semana en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno. “Debe ser un Plan Marshall verde”, propone Víctor Viñuales, sociólogo y director de la fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes). "Vamos a gastar un dinero público que no tenemos y que pagarán nuestros hijos; al menos, invirtamos en cosas que no les dañen el futuro”, aconseja Viñuales. En la misma línea, las cinco ONG medioambientales más importantes con presencia en España —Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF— piden a través de una tribuna publicada en EL PAÍS que se condicione “la distribución de fondos de estímulo y rescate a criterios que fomenten una transición ecológica justa”.
Además de las instituciones comunitarias, 15 países de la UE —entre ellos Alemania, Francia, Italia y España— han reclamado que no se renuncie al Pacto Verde. En una carta, estos 15 países advierten contra la “tentación” de buscar soluciones basadas en los combustibles fósiles. “La posición de las instituciones es que el Pacto Verde debe ser la forma de salida", afirma Laurence Tubiana, directora de la Fundación Europea para el Clima. Esta economista y diplomática francesa admite que existen presiones en dirección contraria dentro de la UE. Pero advierte: “Ir hacia atrás en los objetivos del Pacto Verde sería desastroso”.
Muchos tienen en la cabeza los retrocesos, también en materia ambiental, de la recesión de 2008. Pascal Canfin, eurodiputado de Renovar Europa, recuerda cómo aquella crisis “retrasó” el acuerdo climático que se tenía que haber cerrado en 2009 en la cumbre de Copenhague. “Perdimos una década”. Aquel pacto se firmó finalmente en París en 2015 y tiene que empezar a aplicarse completamente a partir del año que viene. Pero la cumbre de Glasgow, que se iba a celebrar en noviembre y en la que los países debían presentar planes climáticos más duros, se ha retrasado por la pandemia.
La Comisión, de momento, mantiene su intención de aprobar este año el aumento de los objetivos de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 para presentarlo ante la ONU y cumplir así con los fijado en el Acuerdo de París. Sin embargo, varios puntos de desarrollo del Acuerdo Verde que se esperaba que estuvieran listos durante el último semestre de 2020 se van a retrasar, según los planes que maneja ya Bruselas. En España ha ocurrido algo parecido con la aprobación del anteproyecto de la ley de cambio climático; estaba previsto que se aprobara en Consejo de Ministros en los 100 primeros días de Gobierno. El Ejecutivo afirma que esa y otras iniciativas de lucha contra el cambio climático están prácticamente listas a la espera que se normalice la situación y se puedan aprobar.
Al margen de esos retrasos, Canfin se muestra más optimista ahora que con la crisis de 2008. Porque asegura que los avances de la última década de sectores clave como el transporte eléctrico o las energías renovables hacen que la transición sea más fácil que entonces al existir alternativas a los combustibles fósiles mucho más competitivas.
Canfin es el impulsor de un manifiesto en defensa de una reconstrucción verde para Europa difundido esta semana. Lo han ratificado 180 personas, entre las que hay ministros y representantes de ONG, asociaciones empresariales y sindicatos. También, 37 directores generales de multinacionales. Entre los firmantes españoles destacan tres por representar a sectores clave: la vicepresidenta del Gobierno Teresa Ribera, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Emma Navarro. Todos resaltan los beneficios para la UE y España de apostar por la recuperación verde. “La transición hacia una economía descarbonizada no es solo imprescindible y necesaria para el planeta, sino que también es positiva para Europa desde un punto de vista económico y de competitividad”, sostiene Navarro, responsable del área climática dentro del BEI, el órgano financiero de la UE.
Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno español considera que “está fuera de duda” que la reconstrucción verde será un “elemento fundamental” del plan de actuación de la UE. La intención del Ejecutivo español, apunta Ribera, es que ocurra lo mismo con el pacto que intenta cerrar La Moncloa con los partidos. “Creo que hay una muy buena parte de la sociedad y de los actores económicos que también lo piensan. Y mi impresión es que la inmensa mayoría de las fuerzas políticas también creen que debe ser así”, añade la responsable del área de Transición Ecológica.
"El Pacto Verde es una oportunidad de oro”, opina Sánchez Galán. Este empresario advierte de que habrá sectores, como el turístico, “a los que les va a costar mucho recuperarse”. “Habrá que buscar sectores alternativos”. Y centra el foco en la economía verde. Según Sánchez Galán, se pueden crear “decenas de miles de empleos” en España con la electrificación del transporte y la construcción e instalación de puntos de recarga, la modernización de las redes eléctricas, la renovación de las calderas y la construcción de desaladoras y depuradoras de aguas. "Se puede salir de esta crisis con una Europa no solo más limpia, sino más competitiva”, concluye este empresario. “La reconstrucción puede ser una oportunidad para hacerlo mejor”, añade Viñuales.
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