El Gobierno del Reino Unido se dispone a extender el confinamiento hasta el 7 de mayo

  15 Abril 2020    Leído: 493
El Gobierno del Reino Unido se dispone a extender el confinamiento hasta el 7 de mayo

La decisión final sobre el relajamiento de las medidas estará en manos de Johnson.

El próximo jueves concluye el plazo legal para que el Gobierno del Reino Unido decida si prolonga las medidas drásticas de confinamiento para frenar el contagio del coronavirus. Fue el propio Boris Johnson, antes de desarrollar la enfermedad y acabar ingresado en la UCI, quien inyectó en su mensaje cierto grado de optimismo al anunciar a los ciudadanos, el pasado 23 de marzo, que sería cuestión de tres semanas.

Pero la cifra de muertos se ha disparado en los últimos días. Hay ya más de 12.000 fallecidos, según ha informado el Departamento de Sanidad británico. Han sumado más de 5.000 casos nuevos y 778 muertos en las últimas 24 horas en Reino Unido, lo que eleva el balance a más de 93.000 personas contagiadas. Hasta las nueve de la mañana de este martes, las autoridades sanitarias británicas han realizado pruebas de coronavirus a 302.599 personas, de las que más de 93.873 han dado positivo por coronavirus.

El ministro de Exteriores, Dominic Raab, quien ejerce de primer ministro interino mientras Johnson se recupera en su residencia oficial de verano de Chequers, ya anticipó este lunes que el confinamiento se prolongará unas semanas más. “No tenemos previsión en estos momentos de realizar ningún cambio de las medidas actuales. Y no lo haremos hasta que tengamos la suficiente confianza, sobre una base realista, de que resulte seguro modificarlas”, anunció. El diario The Times asegura que la decisión ya está tomada, y que los británicos deberán seguir recluidos al menos hasta el próximo 7 de mayo.

Las reglas de confinamiento impuestas por el Gobierno no tienen la severidad de las de otros países como España. Se permite salir una vez al día a hacer ejercicio físico, comprar o atender necesidades médicas como acudir a la farmacia o a la consulta. No se ha ordenado la paralización de todas las empresas, aunque se recomiende efusivamente el teletrabajo. Y sobre todo, el modo en que la policía ha comenzado a supervisar el cumplimiento de estos “consejos” no ha sido tan firme como en otras partes, aunque en los últimos días ha comenzado a ser más estricto. Las imágenes de ciudadanos tumbados al sol en los parques durante el receso de Semana Santa han obligado al Gobierno a elevar su tono.

En la práctica, sin embargo, el Reino Unido está en estado de hibernación, y los ministros están enzarzados en un lógico debate interno sobre el momento propicio para comenzar a relajar unas medidas que están provocando costes sociales y económicos cada vez más insostenibles. No es, en absoluto, una discusión maniquea entre la salud y la economía, sino más bien el esfuerzo por realizar un complicado pronóstico con múltiples variables inciertas. Cuándo podrá afirmarse con seguridad, por ejemplo, que la curva de contagios se ha controlado; cuál es la certeza de que el NHS está ya equipado y libre de estrés para manejar una crisis que se mantendrá en el tiempo; cuánto podrá resistir la economía británica con respiración asistida hasta que el deterioro sea irreversible; cómo convencer a trabajadores y empresas de que ya es seguro reanudar la actividad y, finalmente, cuál será el método gradual con el que se irá rebobinando la situación actual.

Las encuestas dicen que una mayoría de británicos (tres de cada cuatro, según el sondeo de Kekst CNC citado por The Times) está a favor de mantener el confinamiento y dar prioridad a la salud sobre la economía. La recuperación de Johnson, a quien ya se puede ver paseando con su pareja, Carrie Symonds, por los alrededores de Chequers, ha sido recibida con alivio por los ciudadanos, y su popularidad se mantiene firme a pesar de los errores con los que se inició la respuesta a la pandemia. Las declaraciones de sus ministros, y el consenso reflejado en la mayoría de los medios de comunicación, apuntan a que será el primer ministro, si su recuperación sigue por buen camino, quien tendrá la autoridad y el respaldo para tomar, en el previsible plazo de un mes, la inevitable decisión de bajar el freno de mano y asumir el riesgo de que el vehículo no vuelva a emprender una carrera alocada.

elpais


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